La puerta indigna del mercado cacereño
La suciedad y las micciones evidencian la dejadez de uno de los accesos a la plaza. La falta de plazas de aparcamiento, otra de las carencias graves de la zona comercial
La falta de dinero deja en ocasiones proyectos que podrían haber sido punteros en el precipicio. Por mucho que las iniciativas municipales traten de dar vida al mercado de la Ronda del Carmen, la dejadez de la zona roza lo indigno para un área que debería estar cuidada al máximo. Cuando el ayuntamiento apostó por la reforma de estas instalaciones descartó las dos propuestas constructivas de mayor envergadura que realizó el equipo de arquitectos que redactó el proyecto básico de la actuación: una pasarela exterior para mejorar la conexión del mercado municipal con el entorno de Cánovas, a través de las escaleras que unen la plaza del mercado con León Leal, y un aparcamiento subterráneo bajo el edificio y la plaza delantera, en el espacio que ocupa el sótano del mercado.
Las escaleras que unen León Leal con la parte trasera del mercado, y que son uno de sus accesos principales presentan una imagen vergonzosa. Están llenas de pintadas, micciones y suciedad, además del evidente peligro que presentan por su elevada pendiente. El hedor suele ser insoportable.
Tampoco existe una buena conexión de autobuses ni zonas amplias para el aparcamiento, con lo cual la presencia de público es menor que si desde el consistorio se pusiera en marcha un plan de choque más contundente.
El pliego de prescripciones técnicas especificó en su día que ambas actuaciones (tanto la plataforma como el párking) se excluían, así como otra de las opciones que se planteaban, consistente en crear una pequeña zona de supermercado. El ayuntamiento cacereño, liderado entonces por el PP, descartó estas opciones por el sobrecoste que añadirían al presupuesto (990.000 euros), que se estimó que podría llegar a multiplicarse por cuatro.
Pese a todo, los comerciantes de la Ronda se han convertido en auténticos héroes, imbatibles al desaliento, que luchan por mantener sus negocios. Profesionales formados, con la amabilidad por bandera y la calidad de sus productos como talismán. Ahora queda que ello no choque de bruces con la dejadez del entorno.