Eso que simplemente parece un árbol es, en realidad, un perfecto mecanismo natural que modera las temperaturas, aumenta la humedad ambiental, genera oxígeno, consume CO2, retiene los agentes contaminantes y el polvo del aire, amortigua el ruido, disminuye y filtra el viento, reduce la erosión del terreno y absorbe la reverberación térmica de los materiales de construcción. Y lo más importante: Cáceres se encuentra entre las mejores ciudades españolas en sostenibilidad ambiental, con 44.852 árboles de unas 200 especies. El ayuntamiento considera que cada uno de ellos constituye un auténtico bien patrimonial, «un patrimonio público que debe valorarse tras años de cuidados».

Por ello, la futura Ordenanza Municipal Reguladora de la Gestión y Protección del Arbolado Público Urbano acaba de dar un paso decisivo. Se trata de la primera normativa cacereña que amparará a todos los ejemplares, desde el más pequeño hasta el más grande, desde el más autóctono al más exótico, y desde el más abundante al más extraordinario. El pleno del 20 de mayo dio su apoyo unánime a la aprobación inicial de dicha ordenanza. Ahora, tras su publicación en el DOE, se somete durante 30 días a exposición pública. Si hay alegaciones, pasará de nuevo para su estudio por la Comisión de Desarrollo Urbano. Si no, quedará aprobada definitivamente.

Desde ese momento, zarandear un árbol, atar una bicicleta al tronco, dejar un excremento animal en el alcorque o echar sustancias tóxicas serán acciones tipificadas desde leves hasta muy graves, con multas de 60 a 3.000 euros. El alcalde, Luis Salaya, que gestiona directamente el área de Medioambiente, explica estas garantías de protección: «Existe un cambio de perspectiva respecto a la vegetación urbana. Durante muchos años se ha concebido como algo meramente decorativo que se adaptaba a la distribución de acerados y manzanas, es decir, primero llegaba el hormigón y después se ornamentaban los huecos libres con árboles. Ahora lo que planteamos es que tienen un valor patrimonial en sí mismos, que debemos empezar a priorizarlos en la distribución del espacio urbano», detalla. Y este cambio, prosigue, se justifica en «las numerosas ventajas» que ofrecen los árboles, «desde la reducción de los gases de efecto invernadero hasta la absorción del ruido por la madera y las ramas», destaca.

¿Qué se sanciona?

Así, desde la entrada en vigor de la ordenanza, se impondrán multas de 60 a 180 euros por la comisión de infracciones leves, entre ellas cortar o arrancar hojas o flores de los árboles y arbustos; cortar o arrancar plantas de las zonas verdes; maltratar las plantaciones recientes; sacudir, zarandear, empujar, doblar o cimbrear los árboles; trepar a los mismos ocasionándoles algún daño o columpiarse en sus ramas; marcar las cortezas; introducir clavos o elementos punzantes; atar a los troncos motos, bicicletas, escaleras, herramientas, carteles o cualquier otro elemento sin autorización previa; apoyar mesas, sillas, sombrillas, veladores o cualquier mobiliario; o abandonar en los alcorques los excrementos de animales, entre otras acciones.

Luis Salaya, alcalde de Cáceres. SILVIA S.F.

«Los árboles han venido ocupando los huecos que dejaba el hormigón. Hoy, por sí mismos, tienen valor patrimonial”

LUIS SALAYA - Alcalde de Cáceres

Asimismo, se consideran infracciones graves, con multas desde 181 hasta 1.500 euros, talar árboles contraviniendo los informes municipales, destruirlos o causarles daños irreversibles; clavar grapas, clavos o cualquier elemento análogo; hacer ejercicios de tiro o caza, lanzar petardos, cohetes o fuegos de artificio sobre un árbol; causar heridas, cortar raíces o ramas sin autorización; destruir o manipular los elementos de la red de riego cuando los daños no excedan de 1.500 euros; no proteger de forma adecuada el arbolado durante una obra; verter líquidos residuales o nocivos (cemento, pinturas, grasas...); arrojar en parques o zonas arboladas basura, residuos, cascotes, piedras, papeles, vidrio, plásticos u objetos similares; y depositar materiales de construcción, escombros o herramientas junto a arbustos o árboles y sus alcorques.

Las mayores multas

Las mayores sanciones, de 1.501 a 3.000 euros, se impondrán por acciones muy graves: talar sin autorización ejemplares catalogados como singulares, provocar su muerte o infligir daños o mutilaciones que hagan considerar su pérdida; talar cualquier ejemplar o perjudicarle cuando la valoración de daños exceda de 1.500 €; introducir especies de plantas invasoras de flora o fauna que puedan afectar a la conservación del arbolado; no reponer los ejemplares afectados por obras; dañar los elementos de la red de riego cuando el coste exceda de 1.500 €; o encender fuego en el alcorque o bajo la copa. Por cierto que, con independencia de estas sanciones, se exigirá a los infractores la reparación de los daños.

La ordenanza incluye un total de 55 artículos y dedica un amplio apartado al mantenimiento del arbolado. En el artículo 13 prohíbe expresamente la tala salvo cuando lo autorice el Servicio de Parques y Jardines por factores de riesgo, de urgencia o, en caso de obras, cuando no exista otra alternativa (el trasplante siempre debe contemplarse). Sea como fuere, se deberá plantar un ejemplar por cada árbol de menos de 10 años que se elimine; cinco si tuviera entre 10 y 50 años; y diez si superara los 50 años, en los espacios que el ayuntamiento determine.

"En caso de tala, se deberá plantar un ejemplar por cada árbol de menos de 10 años que se elimine; cinco si tuviera entre 10 y 50 años; y diez si superara los 50 años"

«Existe una cambio de mentalidad en este ámbito, que en Cáceres surgió por la fuerte reducción de la masa arbórea durante las obras del parking del Primo de Rivera. Cada vez hay más ciudadanos concienciados. Por todo ello debemos seguir manteniendo Cáceres como una de las ciudades con más metros cuadrados verdes por habitante, nos aporta mucha calidad de vida, ése es el objetivo del ayuntamiento y de esta ordenanza», matiza el alcalde.

Con tal fin, y para evitar daños irreversibles, el Servicio de Parques y Jardines hará inspecciones encaminadas a detectar posibles plagas o enfermedades, que tratará con métodos biológicos y ecológicos, evitando en la medida de lo posible herbicidas y pesticidas. Precisamente, para prevenir la propagación de plagas, la ordenanza recoge que no más del 10% del arbolado debe ser de la misma especie, no más del 20% del mismo género y no más del 30% de la misma familia. La nueva norma detalla además cómo deben realizarse los procesos de riego, fertilización y poda. También dedica un extenso apartado a la protección durante cualquier obra pública o privada (tronco, copa, raíces...), y a los criterios que deben seguir los proyectos de arbolado en nuevas calles, urbanizaciones y espacios verdes.

PRIMEROS 'ÁRBOLES SINGULARES' DEL NUEVO CATÁLOGO LOCAL

  • CEDRO DE CÁNOVAS: Uno de los escasos árboles que perduran en el paseo desde principios del siglo XX.
  • TILO DE FUENTE CONCEJO: Único en la ciudad de semejante porte. Dio sombra a las plantas del vivero municipal durante años.
  • CIPRÉS DE CÁNOVAS: Otro de los primeros ‘inquilinos’ que aún perviven en este jardín botánico.
  • OLMO CENTENARIO: Último ejemplar que resiste de cuantos había en la avenida de Alemania.
  • SÓFORA DE EL VIVERO: Es la más longeva de la ciudad, superviviente del antiguo vivero público.


Por otro lado, la ordenanza crea la figura de los ‘Árboles Singulares de Interés Local’ (puede incluir arboledas). Será un catálogo del que formarán parte «los ejemplares que, por su singularidad (edad, porte...), rareza, interés cultural, ambiental o social merezcan un régimen especial de protección», detalla el alcalde. El ayuntamiento ya tiene en mente los cinco primeros ejemplares que entrarán en el excepcional inventario (ver anexo), para incentivar a los ciudadanos y colectivos a que hagan sus propias aportaciones. «Queremos facilitar de este modo que la gente conozca su singularidad, su historia... En Cáceres disfrutamos de un inmenso jardín botánico en Cánovas, y por supuesto del Parque del Príncipe», indica el responsable municipal.

La ordenanza, que comenzó a fraguarse en la anterior legislatura a raíz de una propuesta de Ciudadanos, y que se gestó en 2019, ha generado tantas propuestas por parte de las asociaciones conservacionistas que el actual Gobierno municipal ha decidido reiniciar el proceso con un nuevo borrador. Dicho proceso ya está llegando a su recta final. «Calculamos que en dos meses estará en vigor», apunta Salaya. Su aplicación supondrá además otras novedades, como la identificación y geolocalización de cada árbol a través del Sistema de Información Cartográfica (SIG), la señalización de las zonas verdes y especies protegidas, y la promoción de actividades educativas sobre este patrimonio verde.

Agresiones a los plátanos del R-66

Por otra parte, y también con respecto a la vegetación urbana, el Gobierno municipal ha dado instrucciones a la Policía Local para que investigue las acciones contra los árboles del R-66, mayoritariamente plátanos de sombra, que están siendo envenenados o perforados con taladros, una práctica que además se ha extendido. Así lo ha comunicado el alcalde, que recuerda que existe un compromiso de ir cambiando poco a poco los ejemplares que provocan desperfectos, una reivindicación vecinal debido a las alergias que producen y a los daños en el acerado y en las conducciones. Pero Luis Salaya afirma que “en ningún caso se sustituirán a corto plazo los árboles que se matan intencionadamente”.