Con el cierre del Eroski City del Camino Llano se cierra también una parte de la historia reciente de Cáceres, la que está vinculada a esta marca que desembarcó en 1993 en el Centro Comercial Ruta de la Plata. Desde entonces la ciudad tenía un apego sentimental a la firma que había entrado en declive hasta llegar ahora a su desaparición completa.

Benjamín Domínguez vive en la parte antigua y en 2017 al anunciarse que las obras del Helga de Alvear estarían listas pensó que el Camino Llano sería un buen nicho de mercado para instalar la franquicia. Lo hizo en lo que se conoce como el Camino Llano Alto, en un local situado junto al Hostal Al-Qazeres ‎que casi siempre fue utilizado por marcas de supermercado (Dia entre ellas) pero que llevaba seis años cerrado.

Junto a su socio, y llenos de ilusiones, emprendieron el negocio. Eran entre todos seis empleados. ¿Por qué cierran? «Porque llevamos cinco años perdiendo dinero». La respuesta tan real, tan directa, suena como un jarro de agua fría entre el eco que provoca una tienda que hoy se muestra al público con decenas de estanterías ya vacías. Apenas queda fruta, ni carnes, pero el pan lo siguen trayendo a diario (es exquisito, por cierto, pan de Cáceres, de ese que tiene una miga tan deliciosa que se deshace en la boca). ¿Hasta cuándo estará abierto? «Hasta que quede el último artículo. Estamos liquidando. Seguramente la semana que viene», apunta Benjamín mientras apila unas cajas que irán directas al almacén.

La marca desembarcó en 1993 en el Ruta de la Plata. Ayer dijo que esta tienda era franquiciado

Causa desazón ver a Benjamín. Es el ejemplo de tantos emprendedores que han luchado, que han apostado por quedarse en la ciudad. «Esto es una franquicia. Al principio, cuando se trata de abrir, todas te dan facilidades. Para cerrarlas la cosa cambia, aunque al final hemos logrado un acuerdo», apunta al tiempo que un cliente entra en la tienda en busca de detergente y unas latas de conserva.

Es una pena que cierre el Eroski, porque el del Camino Llano es un super de esos de barrio, de proximidad. Bajar la persiana causa una desolación infinita. «Esta es una tienda del olvido». ¿Del olvido? «Sí. Así llaman a estos negocios a los que la gente viene cuando se les olvida algo: el limón, el perejil, el aceite, la sal...», contesta con agrado Benjamín. Pero eso no es suficiente. «Aquí la clientela no venía a hacer la compra grande, se van a las grandes superficies. Así resulta muy complicado subsistir», precisa.

La apertura del Helga de Alvear no ha cumplido las expectativas del barrio

En el Camino Llano esperaban como un milagro a Helga de Alvear. Sin embargo las expectativas no han sido las previstas. El museo utiliza la vía como parte trasera, para entrar y sacar sus mercancías. Ni siquiera la zona más alta, la de los jardines, tiene de momento trasiego porque los accesos se realizan por Pizarro. De manera que nadie del Helga recala en el Camino Llano. «Es un barrio de personas mayores y de estudiantes. Ahora estudiantes no hay». Poco más puede añadir Benjamín a este panorama.

Y eso que durante el confinamiento el comercio marchó bien. Fue de los primeros en colocar mamparas en las cajas y cumplía de manera exhaustiva con las medidas sanitarias. La plantilla y sus responsables se dejaron la piel por atender a sus clientes. 

Benjamín ha tenido que despedir a los empleados. «¿Que qué voy a hacer? Pues buscarme la vida». Otro pequeño drama de esta sociedad en la que los autónomos no tienen salvavidas cuando llegan las horas de las vacas flacas.

Desde la cadena Eroski dijeron ayer que «se trata de una franquicia, por lo que la decisión de cierre es del franquiciado». La firma no respondió a la pregunta de este diario en cuanto a si prevé abrir algún supermercado en la ciudad.

El cierre inolvidable

Fue el 23 de noviembre de 2018 cuando el hipermercado Eroski del Ruta de la Plata colgó el cartel de cerrado. De esta forma, sus instalaciones dieron el carpetazo a 25 años de convivencia, 25 años que modernizaron a una ciudad sin grandes superficies y que cambiaron la filosofía del comercio. Allá por un ahora lejano 18 de mayo de 1993, Eroski se convertía en el primer hipermercado de la ciudad y con él y el centro comercial Ruta de la Plata se instalaba la modernidad en una ciudad anclada al comercio tradicional.

Imagen del Eroski, en liquidación. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

El Ruta de la Plata era el primer centro comercial de Extremadura y costó 5.500 millones de pesetas. La superficie fue impulsada por el grupo Deico, a través de su Sociedad Desarrollo Comercial de Cáceres SA. Su apertura marcó un hito en la ciudad, además de suponer un auténtico acontecimiento: más de 800 personas se agolparon en la calle a la espera de la apertura de puertas. Dejaron una imagen única: cientos de cacereños a la carrera porque no querían perderse el inicio de lo que se creía iba a suponer un cambio de rumbo en Cáceres.

Eroski vivió años de bonanza. No había nadie que no hiciera su compra en él. Los pasillos llenos y las cajas con inmensas colas. Fue el que introdujo la tarjeta Travel en Cáceres y el primer hipermercado en devolver el dinero íntegro de la compra si se cobraba el precio no indicado (si en los paneles de las estanterías aparecía una cantidad y en caja cobraban otra el cliente tenía derecho a reclamar el dinero y quedarse con el producto).

Hasta que, sin saber por qué, un día esa imagen desapareció. Y comenzaron los rumores de cierre. Se convirtió en cooperativa en 2012 (la medida afectó a todos las tiendas de la firma vasca en España) y en 2016 cerraron las tiendas de proximidad (Eroski City y Center) al ser adquiridas por Dia. Aquel año la firma decidió mantener el super en Cáceres ya que, durante años, había sido uno de los mejores hipermercados del país. Ahora, un nuevo carpetazo, el de la tienda del Camino Llano de Benjamín. Vendrán otros sueños. ¿Por qué no?