Siempre son exquisitas, pero las verduras y hortalizas de la Ribera del Marco tenían ayer un sabor muy especial tras haber sido recolectadas con mimo para la mayor de las empresas: la ayuda desinteresada. La Comunidad de Regantes ‘La Concordia’, que engloba a 80 parcelas alineadas en los 9 kilómetros del cauce, entregó ayer decenas de kilos de sus mejores productos a la ONG Sonrisas en Acción. Varias familias de la zona sur recibieron estos alimentos obtenidos directamente del esfuerzo diario de los hortelanos de la ciudad.

A primera hora, los regantes cargaban la furgoneta cedida por el Seminario Diocesano para la recolecta y la entrega. Los 100 kilos de patatas, 60 de cebollas, 40 de tomates, 10 de pimientos, 10 de berenjenas, 20 de calabacín, 80 de calabaza, melones y generosos manojos de perejil e hierbabuena desembarcaron en la iglesia del Espíritu Santo. Una familia de la comunidad que este año no ha tenido cultivos también aportó un sustancioso lote de legumbres y otros alimentos. La Fundación Cooprado del Casar añadió 120 kilos de leche. Una fábrica de Miajadas agregó numerosos caldos y tomate envasado, y la firma González Pulido volvió a donar variedad de frutas.

Los hortelanos cargan la furgoneta cedida por el Seminario JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

«Empezamos el año pasado con la pandemia para ayudar a los hogares con necesidades. Lo repetimos en Navidad y ahora de nuevo en verano», explicó ayer Agustín Rebollo, jurado de riego de la comunidad. «Agradecemos mucho a nuestros compañeros hortelanos la donación de estos productos sanos, de kilómetro cero», secundó Antonio Leal, presidente.

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La ONG Sonrisas en Acción ya se ha encargado de que los alimentos estén en las despensas que más los agradecen. «Tenemos mucha colaboración con la parroquia del Espíritu Santo, y el sacerdote Ángel Martín Chapinal contactó con Cáritas, que lleva un estricto control de las familias en situaciones vulnerables. Esta mañana (por ayer domingo), quince de ellas han recogido los alimentos», relató Patricia Sierra, presidenta de la ONG, tras acudir a la parroquia.

La entrega se realizó de una forma digna, como propone Sonrisas en Acción. «Las familias han hablado con los hortelanos, que les han explicado su trabajo. Una relación cordial, de persona a persona», destacó la responsable.