Entrar en una sala de cine es detener el tiempo. Pocas sensaciones son comparables a la de ver una película en la gran pantalla. No hay interrupciones, ni ruidos, ni móviles. En la hora y media --o más-- que se prolongue la proyección, solo existen la cinta y quien la observa. Cierto es que en el último año marcado por la pandemia, las restricciones han provocado un parón en la producción y ello ha provocado las salas comerciales bajaran la persiana o si decidían subirla, lo hicieran marcadas por aforos y pases reducidos. 

En el caso de los Multicines cacereños, los únicos comerciales en la ciudad, en estos últimos meses en los que la situación sanitaria se ha ido normalizando, las salas han recuperado la programación pero hasta ahora solo lo hacía de miércoles a domingo y sin el pase nocturno de las 22.00 horas. Ha sido esta semana cuando el cine ya incorpora de nuevo la última sesión y retoma las proyecciones de lunes a domingo. 

Lo hace coincidiendo con una promoción a nivel nacional que se inició el lunes y concluye hoy con precios reducidos a 3.50 euros en todas las cintas y todos los pases. De momento, sin embargo, no recupera las sesiones en versión original de los lunes --todas las cintas se proyectaban en su idioma original-- aunque l intención es que se reanuden próximamente. Tampoco se puede comer en las salas, otra de las cuestiones que han generado más controversia, ya que parte de los ingresos proceden de los productos que se adquieren al margen de la entrada. 

De manera paralela, aunque sin ser sala comercial también ha retomado la programación habitual (martes, jueves y viernes a las 20.30 horas) la filmoteca en el Rincón de la Monja.