La grafiosis ya ha matado a nueve de cada diez olmos en España. Ocurre lo mismo en la Ribera del Marco, donde esta especie, la de mayor relevancia a lo largo de todo el cauce, muere irremediablemente a pasos agigantados. Los datos, más que alarmar, asustan... Grandes ejemplares de porte monumental quedan reducidos en cuestión de meses a troncos muertos. Como explica el biólogo cacereño Juan Ramos Sánchez, miembro de la Asociación de Amigos de la Ribera del Marco, «verdaderos esqueletos leñosos» se suceden por el cauce, al que durante décadas han proporcionado sombra, frescor y asiento para la fauna y las aves.

Esta enfermedad, un hongo que desembarcó en occidente hace más de un siglo procedente de las olmedas asiáticas orientales, es imparable e insaciable. No hay tratamiento eficaz salvo intentar podas intensas que pocas veces funcionan. Juan Ramos ha documentado sus efectos sobre las olmedas de la Ribera del Marco desde el año 2015. Se trata de la zona urbana con más ejemplares porque las aguas que brotan del Calerizo por la Fuente del Rey son ricas en carbonatos. «Generan un suelo ligeramente alcalino que favorece su desarrollo», explica. Desde entonces, el biólogo realiza controles anuales sobre su avance y los resultados no pueden ser peores. El árbol más emblemático del Marco está gravemente amenazado.

Debacle en la Ribera Alta

Los datos así lo evidencian. El primer foco se detectó en la primavera de 2015 en la isleta de la Huerta del Conde. En dos meses acabó con una hilera de 18 olmos de 15 a 30 años de edad. El proceso se acelera. Por ejemplo, en la llamada Ribera Alta, desde la Charca o Fuente del Rey hasta Fuente Fría, el recuento del biólogo Juan Ramos realizado en junio de 2020 contemplaba 189 olmos. De ellos, 76 ya estaban secos y 21 tenían síntomas evidentes de grafiosis (parte de sus copas mostraban hojas secas). Es decir, 97 ejemplares estaban afectados de un modo u otro por el devastador hongo (el 51% del total). 

Aspecto de las hojas cuando la enfermedad ya se hace evidente. JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Pues bien, poco más de un año después, a fecha 22 de septiembre de 2021, un nuevo recuento eleva de 97 a 158 los olmos perjudicados por la enfermedad en este mismo tramo de la Ribera Alta, lo que supone ya el 84% de todos los ejemplares catalogados. Solo quedan 31 libres de grafiosis, 11 de ellos en Fuente Fría.

La disminución «radical» de la especie llega a otros puntos del cauce. Juan Ramos, que siempre contabiliza ejemplares superiores a 10 años por considerar que ya están asentados y a salvo de depredadores y otros peligros, también ha chequeado el tramo de unos 50 metros aguas abajo del Puente Nuevo, frente a la Facultad de Empresas, Finanzas y Turismo. Los 17 olmos de entre 25 y 40 años que se sitúan en dicha franja «están todos prácticamente muertos o afectados seriamente por la grafiosis. Sus copas aparecen secas en una proporción muy elevada. Tengo fotos de la misma olmeda hace un año y el deterioro es drástico», revela.

Aguas arriba del Puente Nuevo, junto al molino El Nuevo, en la margen derecha del cauce, 25 ejemplares de entre 15 y 25 años se han secado o padecen síntomas muy evidentes.

Vadillo también sucumbe

A lo largo de la Ronda de Puente Vadillo se registran 38 árboles con grafiosis y 26 libres de ella, lo que supone que el 69% de los olmos contabilizados en este tramo significativo de la Ribera se encuentran secos o afectados por la enfermedad. Justo en la misma ronda, en la margen derecha de la Ribera, crecen cinco de los seis olmos centenarios del Marco. Dos de ellos también están ya perjudicados por el hongo causante de la grafiosis, lo que representa una pérdida especialmente sensible.

En cambio, de los tres sanos, uno es, según Juan Ramos, el árbol centenario más emblemático de la ciudad. «Hay otro olmo muy simbólico en la avenida de Alemania que tiene en torno a 130 años, y éste de Vadillo alrededor de 110, pero se trata de un ejemplar colosal, con una copa enorme que nunca se ha podado, con toda la majestuosidad de su ramaje, sin duda es el más bello», describe. Ahora bien, «no sabemos por cuánto tiempo podremos disfrutarlo, pues en un radio de 50 metros hay árboles más jóvenes ya enfermos». El hongo se detiene ahora en invierno pero vuelve a atacar especialmente en primavera.

MÁS SOBRE LA GRAFIOSIS

  • Aunque hay indicios de que la grafiosis se manifestó ya en el siglo XIX, no fue hasta 1919 cuando la botánica holandesa Dina Spierenburg describió los síntomas y la denominó ‘enfermedad holandesa del olmo’, según explica el biólogo cacereño Juan Ramos Sánchez. En 1932 fue detectada en España por el patólogo forestal Benito Martínez, quien utilizó por vez primera el término ‘grafiosis’.
  • «El síntoma más claro es la aparición de algunas ramas con hojas lacias que amarillean, se tornan rojas y finalmente se secan», detalla el profesor. La copa se debilita con gran rapidez «y el desenlace es casi siempre fatal».
  • Investigaciones recientes han identificado dos hongos causantes de la grafiosis, uno más agresivo (Ophiostoma novo-ulmi), que ha provocado la práctica desaparición de los olmos adultos de España. Destruye sus vasos conductores y se propaga mediante un vector: pequeños escarabajos conocidos como los barrenillos de los olmos.
  •  Las nuevas técnicas de reproducción vegetativa han permitido clonar ejemplares que han resistido la enfermedad. Ahora se cultivan en viveros y comienzan a repoblar campos, cauces y jardines.

 El sexto olmo centenario se localiza muy cerca, en Fuente Rocha (frente a la propia fuente), en mitad del acerado. Su apariencia es sana. Por detrás, en el talud de bajada, junto a la Ribera de Curtidores, se ubica un pequeño bosquete de ejemplares jóvenes en cuya base, al inicio de las huertas, ya se ha detectado un árbol seco por la enfermedad esta primavera.

En otras zonas de la capital también han ido desapareciendo los olmos por focos de grafiosis (Paseo Alto, Parque del Príncipe y Olivar Chico de los Frailes) y por causas urbanísticas. Cabe recordar que el acceso a Cáceres por la milenaria Ruta de la Plata «se convirtió en el único paseo arbolado extramuros de la ciudad, desde la ermita del Espíritu Santo hasta el Puente de San Francisco, creado en 1756 durante el reinado de Fernando VI con doble hilera de olmos. Existen todavía fotos de finales del siglo XIX con esos ejemplares, que fueron eliminados por el crecimiento urbanístico de la ciudad», rememora Juan Ramos. La grafiosis está haciendo el resto. Los tres olmos centenarios del jardín de la ermita del Espíritu Santo manifestaron la enfermedad en mayo de 2019 y murieron a finales de junio.

Foto antigua de San Francisco y su hilera arbolada.

De los viejos colosos de San Francisco, solo quedaba el situado frente al Palacio de Justicia, el único ejemplar centenario testigo de aquella época. Este verano se ha secado definitivamente por la grafiosis, que le atacó en la primavera del 2020. A su lado, otro ejemplar más joven se mantiene verde, «pero desgraciadamente ya se pueden ver unas ramillas secas. Hemos pedido al ayuntamiento que las corte para intentar evitar que el hongo se propague, pero aun así no hay garantías», reconoce el biólogo. El resto de los olmos que han sobrevivido al apogeo urbanístico, hoy más dispersos, tienen sobre ellos la misma espada de Damocles.

Salvarlos no será nada fácil. Pero al menos existe una alternativa para que esta especie milenaria vuelva a tapizar la Ribera y otras zonas verdes. En Cáceres, la solución llega de la mano de la Asociación de Amigos de la Ribera del Marco. El colectivo emprendió el pasado año un programa de nuevas plantaciones en las olmedas a lo largo del cauce para revertir este proceso negativo. ¿Pero cómo evitar la muerte de los nuevos árboles? «Repoblamos con plantones que ya son resistentes a la grafiosis, conseguidos después de muchos años de investigación», señala el presidente de la asociación, Pedro Moreno.

La alternativa posible

Efectivamente. Tras casi 30 años de trabajo y cooperación entre la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, se han localizado ejemplares de olmo (Ulmus minor) que han logrado resistir la enfermedad, y a partir de ellos se han conseguido siete clones mediante su reproducción en laboratorios de manera vegetativa.

«Los plantones que llegan a Cáceres para recuperar la especie vienen de viveros que ya cultivan esta variedad», indica Pedro Moreno. Son donados por el Ministerio de Transición Ecológica, y la propia Diputación de Cáceres colabora en la reforestación a través del consorcio MasMedio. En concreto, este otoño plantará olmos ibéricos autóctonos resistentes a la grafiosis en distintos puntos de la provincia, y paralelamente se llevarán a cabo actividades de educación ambiental en los colegios.

Pedro Moreno con nuevos plantones para reforestar. SILVIA S.F.

La Asociación de Amigos de la Ribera del Marco se encarga de organizar las campañas en la capital cacereña. Precisamente, el pasado 12 de diciembre realizó la primera plantación en la ciudad con la colaboración de colectivos como ARBA Extremadura, Natura 2000, Actyva, la comunidad parroquial del Espíritu Santo y el ayuntamiento, que dio permiso para repoblar sus terrenos con 30 olmos de 3 años de edad donados por el Centro Nacional de Recursos Genéticos Forestales Puerta de Hierro (Madrid), «donde se ha desarrollado un trabajo excepcional», subraya Juan Ramos.

OLMOS CENTENARIOS DE CÁCERES

  • Son 12 los olmos centenarios que todavía resisten en Cáceres. Seis se sitúan en el entorno del Marco; uno en avenida de Alemania (el más longevo); uno en el Paseo Alto; tres en la cabecera del Parque del Príncipe (uno está caído); y uno en el Olivar Chico de los Frailes.

De ellos, 9 se ubicaron en torno a la Charca o Fuente del Rey, por donde brota el Marco. El resto se repartió por zonas ajardinadas próximas a la Ribera, como la ermita del Espíritu Santo, y por el área de la avenida de Dulcinea y la explanada de Maltravieso.

«El pasado 20 de marzo plantamos otros 30 junto al Complejo San Francisco, en una zona próxima a la Ribera, y 30 más a iniciativa de la Urbanización Residencial Cáceres el Viejo, junto al arroyo del Campillo», detalla el presidente de los Amigos del Marco.

La próxima reforestación tendrá lugar dentro de las VI Jornadas de Cáceres y la Ribera del Marco, que se desarrollarán los días 27 y 28 de noviembre con ponencias y la plantación de 30 ejemplares más en la propia Ribera, concretamente en la Huerta del Conde, y otros 5 en el poblado minero, a petición de los vecinos de Aldea Moret. Así sumarán 35 ejemplares, que coinciden con los años de la Declaración de Cáceres como Ciudad Patrimonio de la Humanidad (25 de noviembre de 1986).

Habrá un bosque de letras

Esta nueva plantación en el Marco tendrá además una trascendencia muy simbólica. Se denominará ‘La Ribera Literaria’ porque en su creación colaborará la propia Biblioteca Pública de Cáceres. «Pretendemos que cada árbol lleve la mención de un escritor o escritora de Extremadura, y que también se impliquen los usuarios de la biblioteca en la reforestación y el cuidado. Será un mensaje muy simbólico», declara la directora de la biblioteca, María Jesús Santiago

ÁRBOL DE LA LIBERTAD

Símbolo de ‘La Pepa’

  • Tras la aprobación de la Constitución de 1812 en Cádiz, la primera del país, se dispuso que se plantara un olmo para conmemorar tal efemérides. Desde entonces miles de ejemplares presiden calles y plazas de pueblos y ciudades como símbolo de libertad.

El olmo constituye una de las frondosas de mayor porte en nuestro país junto con el tilo, el haya y el roble. «Aún lo es en la Ribera, tal como se puede apreciar por su presencia natural en pequeñas agrupaciones o bosquetes a lo largo del cauce, junto con otras especies asociadas a las olmedas que permanecen en el Marco como el fresno, el álamo negro, el álamo blanco, el rosal silvestre, el majuelo o espino albar y el aro común», detalla Juan Ramos.

Por tanto, sostiene que el olmo «debe ser en el futuro la especie vegetal autóctona dominante en la Ribera, la especie por excelencia, al menos desde su nacimiento en la Charca del Marco hasta el puente de la Ronda Norte». Y ello por varias razones: «Por su frondoso porte favorable al asiento de la fauna, su densa sombra, su hábito para formar bosques galería, y su facilidad para reproducirse a través de semilla y mediante brotes e hijuelos», precisa el biólogo, quien insta a las administraciones a sumarse a este proyecto para que el viejo olmo vuelva a ser el abuelo de vegas, sotos y riberas.