Jacinto Viola Fernándes era un portugués de la Ferguesía de San Julián del consejo de Portalegre y se dedicaba a la agricultura, era hortelano, tenía ganado y residía en la parte alta de La Codosera, en Badajoz, sobre la frontera. Uno de sus hijos, Manuel, fue siempre agricultor y ganadero. Residió en la campiña de La Codosera, luego se trasladó a Alburquerque porque se dedicaba al arriendo de fincas y fue padre de siete hijos. Uno de ellos, Juancho, estudió Comercio. Pasado el tiempo, y como Juancho tenía amigos en Portugal y conocía bien ese país, una noche durante una cena en casa de su amigo Alberto Ramoncinho, gobernador civil de Castelo Branco, a la que asistió Ramallo, presidente de la República, le propusieron seriamente que fuera cónsul honorario de Portugal en Cáceres. Durante 40 años ocupó ese puesto en su casa de las Veletas, hasta que falleció en mayo de 2019.

Desde entonces el consulado había permanecido cerrado hasta hoy, día en el que se ha reabierto en la plaza de las Canterías. El puesto de cónsul honorario lo ocupa ahora Jorge Manuel Viola Nevado, uno de los cuatro hijos de Juancho. Se trata de un cargo de confianza del gobierno portugués por el que no se recibe ninguna remuneración y que se desempeña, por tanto, de manera desinteresada hasta tal punto de que la sede del organismo suele estar en el domicilio particular del cónsul, en este caso en el número 11 de la plaza de las Canterías, que fue escenario de la inauguración, en presencia del embajador de Portugal en España, Joao Mira-Gomes, los cónsules de Sevilla y Badajoz, la directora del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas, Montaña Hernández, y el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, entre otras autoridades civiles y mandos militares.

El cargo de cónsul no se hereda, de modo que es casi casualidad que Viola lo ocupe. Casi, porque él estaba dispuesto a asumir la responsabilidad y el gobierno luso así lo consideró conveniente al estimar que el arquitecto cacereño reunía las condiciones necesarias para el mismo. Jorge Manuel relató que este proceso ha sido fruto de su "conocimiento y admiración por la cultura portuguesa. Me parecía muy importante -añadió- continuar con ese proceso de nexo de unión entre España y Portugal".

Jorge Manuel llega con el objetivo de "mantener y mejorar la relación entre Portugal y España" y su trabajo es, además, "defender los intereses legítimos del Estado de Portugal y resolver cualquier problema que pudiera tener un ciudadano" del país a consecuencia de un accidente, por ejemplo, o de otra índole sobre la que se le pudiera prestar asistencia o ayuda.

La diferencia entre un cónsul y un cónsul honorario es que el primero es diplomático de carrera, el segundo lo es por pura filantropía, y desde esa actitud Viola Nevado tratará de que Cáceres tenga en su ADN a Portugal tanto como lo tiene Badajoz, capital a un segundo de la frontera que siente ese país como propio. Y en ello va a trabajar, especialmente desde el punto de vista de las comunicaciones, haciendo lo que humildemente esté en su mano: la conexión ferroviaria de mercancías entre el puerto de Sines y Badajoz, la autovía que conecte Moraleja con Monfortinho y el puente sobre el río Sever. Además, tratará de mejorar la unión por carretera entre Cáceres, Castelo Branco y Portalegre.

El consulado ha dado brillo a la plaza de las Canterías, un lugar en el que pocos cacereños y turistas reparan pero que es indudablemente una de las grandes joyas de nuestra ciudad. El número 11 es un inmueble que Viola y su esposa rehabilitaron, un edificio ubicado en una de las esquinas, entre el 9 y el 13, que fue construido en el siglo XVIII y reformado en primera instancia en 1886. Es un ejemplo de la arquitectura tradicional cacereña al que Viola le ha dado un toque portugués encalando de azul cielo la fachada y usando muebles o alfombras tradicionales de Portugal.

Durante su intervención ha recordado con cariño a su padre, sus veranos en Lisboa, Cascais, Sintra y Setúbal y cómo su trayectoria vital ha estado marcada por el respeto a la diversidad y la tolerancia, por la cercanía y la convivencia. En este contexto puso de ejemplo el cierre de la frontera durante la pandemia. Con ello llegaron fantasmas del pasado, tiempos lejanos de aduanas y de muros. Por eso consideró tan importante "reforzar las relaciones con acciones concretas que desvanezcan las distancias" y aumenten la hermandad.

En este mismo sentido se expresó la directora del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas, que apostó por la promoción entre Extremadura y el Alentejo y en mejorar "las alianzas" en pro del conocimiento de la lengua y la cultura portuguesa con lazos que estrechen las relaciones laborales, comerciales y empresariales.

Salaya, visiblemente satisfecho, se había reunido minutos antes en su despacho con el cónsul honorario y luego lo acompañó a las Canterías. "Lo queríamos mucho", dijo de Juancho, su padre, y luego defendió, como ha hecho en innumerables foros, la necesidad de que Cáceres ponga sus pupilas en Portugal. Es cierto que de un tiempo a esta parte el país vecino forma parte del recorrido vacacional y turístico de los cacereños, pero aún queda mucho por hacer. "No tenemos playa, y nuestros paisanos de Badajoz lo tuvieron claro", dijo en referencia a la obligación de hacer vecindad. "Portugal es nuestra mejor oportunidad económica". Y añadió: "Nos aporta la centralidad".

A eso de la centralidad se refirió igualmente el embajador de Portugal en España. Recordó que los 400 kilómetros de frontera han de ser una oportunidad puesto que si el Alentejo y Extremadura son "regiones periféricas" en sus países, se convierten en "centrales" dentro la Península Ibérica. Apostó asimismo por el fomento de las energías renovales, por colaboraciones en materia de Sanidad y Educación puesto que, no en vano, decenas de millones de personas cruzan la frontera por Cáceres.

Extremadura es la única región española que cuenta con dos consulados honorarios de Portugal, uno en Cáceres y otro en Badajoz. Depende directamente del de Sevilla, en el que están incluidos a su vez, no solo la comunidad extremeña sino también Andalucía, Ceuta y Melilla.