En el año que acaba de comenzar se tiene que confirmar si el proyecto del ecopolígono en Cáceres tiene visos de ser una realidad o si, por el contrario, es solo un anuncio que queda en nada. Lo que se quiere es otro modelo de desarrollo, que no será a corto plazo, sino que se ponen las bases para que en Cáceres se puedan instalar empresas de nuevos sectores (centros de datos) que a su vez se abastezcan de energía renovable. Detrás está el ingeniero cacereño Santiago Rodríguez, además de empresas cuyos nombres se dan a cuentagotas. No son solo compañías que se vayan a instalar, sino que son las que están trabajando para que el ecopolígono se materialice, además de contar con la participación de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura.

Ese temor de que solo estemos ante anuncios que quedan en nada está refrendado por antecedentes que al final acaban siendo grotescos, como el de una Ciudad de la Salud, de la que, años después de que se hablase de esta idea, solo hay un edificio (bioincubadora) junto al centro de cirugía de mínima invasión, además del hospital universitario, que aún está inacabado. Peor aún que la Ciudad de la Salud es la Ciudad de las Artes, de la que nada quedó y de la que nada se supo.

Será muy importante para que se pueda creer en el ecopolígono que en las primeras semanas de este año se pueda presentar la consulta de viabilidad. Es el documento en el que los promotores y propietarios de parte o de todo el terreno muestran su intención de intervenir en suelo sin desarrollar y ordenado en el Plan General Municipal de urbanismo para que se pueda urbanizar. Su presentación no significa automáticamente que vaya a realizarse, pero sí da a todo más credibilidad.

Un ecopolígono con las condiciones que se anuncian daría otra alternativa a la ciudad que no sea solo el turismo o un desarrollo industrial con la extracción de litio en la sierra de la Mosca, un proyecto sobre el que en este año se deberían de pronunciar los tribunales para resolver si la resolución de la Junta de no autorizar el permiso de investigación es legal y tiene suficiente argumentación normativa. De esta decisión volverá a depender la viabilidad del proyecto minero en Valdeflores.

Y es importante que haya alternativas al turismo por los últimos datos de población publicados por el Instituto Nacional de Estadística, que son a fecha del 1 de enero de 2021 y que vuelven a dejar patente que Cáceres pierde población. Son 800 habitantes menos que los que había en el municipio solo un año antes. En vez de acercarse a la barrera de 100.000 habitantes, la ciudad pierde año a año población. El dato oficial a 1 de enero de 2020 era de 96.255 habitantes, mientras que el del 1 de enero de hace un año era de 95.418. Por eso son tan necesarios proyectos como el ecopolígono para que esta ciudad no siga vaciándose. 

Igual de importante será el centro de investigación para el almacenamiento de energía, no solo porque pueda ser un enganche para otras iniciativas, sino por el empleo que va a crear. Este año, al menos, tendría que salir a licitación la redacción de su proyecto (ahora es causa de polémica por su prometida instalación en Badajoz, un debate más propio del siglo XIX que del XXI). 

A partir de ahora serán doce meses para comprobar si el ecopolígono es una realidad o se trata de otra Ciudad de las Artes.