Francisco Javier Nieves vivió ayer una pequeña odisea para que atendieran a su hijo de 21 años, que padece asma y ha dado positivo en covid.

De hecho, todos los miembros de la familia (cuatro) se encuentran aislados por coronavirus. El padre narra a este periódico cómo su hijo comenzó la madrugada del viernes al sábado a tener síntomas de gravedad: falta de oxígeno y fiebre muy alta de 40 grados.

«Estamos todos confinados: mi mujer, mis dos hijos y yo nos hicimos test de antígenos y el resultado fue positivo. El problema llegó cuando mi hijo de 21 años, con problemas de asma, comenzó a tener dificultades para respirar y presentar un cuadro de fiebre muy alta. Nos asustamos y llamamos al 112. Al decirles que tenía 21 años nos dijeron que estaban saturados y que no podía trasladarse nadie hasta nuestro domicilio ni enviar ambulancia; que le diéramos paracetamol», lamenta Francisco Javier, que se mantuvo la noche en vilo.

Al ver que la fiebre apenas bajaba unas décimas, a la mañana siguiente volvió a intentarlo con el mismo resultado. Además del aislamiento, no tienen coche.

«Llamamos a un taxi pero se negaron a atendernos en semejantes circunstancias; es normal, con todos infectados es entendible», sostiene el padre que, finalmente, tuvo que echar mano de un cuñado (también aislamiento por covid) para que pudiera trasladar al hijo y su madre, «ya que él apenas podía levantarse», hasta el Hospital Virgen de la Montaña.

Una vez allí, al filo del mediodía de ayer sábado, la madre y el hijo, «todavía con fiebre muy alta, tuvieron que esperar cuatro horas en la calle para ser atendidos, dada la gran cantidad de gente que había haciendo cola. Al final, le atendieron para repetirle un antígenos, confirmar el positivo y mandarle a casa con paracetamol. No creo que sea un trato correcto. Entiendo que están desbordados, pero esto no es normal».

Por su parte, desde el Servicio Extremeño de Salud (SES) manifiestan que no responden a casos particulares.