Fue un robo que impactó a toda una ciudad. Primero porque no existen precedentes similares con los que compararse, segundo por la cantidad millonaria a la que ascendían los objetos robados y por último, porque el método que usaron los ladrones bien podrían haber sido ideado para un guion de la gran pantalla.

La madrugada del 26 al 27 de octubre Atrio, el hotel que opera bajo la firma de lujo Relais&Chateaux en Cáceres, protagonizó uno de los sucesos más insólitos e inesperados de su historia. Dos personas alojadas consiguieron burlar a la seguridad y camuflados se llevaron 45 botellas de la bodega, considerada una de las mejores del mundo. En su botín se hicieron con el codiciado ejemplar de Château d’Yquem de 1806 valorada en más de 300.000 euros. 

Lo cierto es que todo parece indicar que ocurrió en cuestión de minutos. Ni saltaron las alarmas ni levantaron sospechas. De hecho los presuntos cacos abandonaron el hotel a la mañana siguiente con normalidad. No fue hasta el día siguiente cuando uno de los dueños José Polo se percató de la ausencia de las botellas y alertó de la desaparición. Fueron 24 horas sin tregua mediática y cruciales para indagar sobre lo ocurrido. Desde entonces el robo millonario ha ocupado titulares y portadas en relación a la investigación sobre la que la principal novedad ha sido que no había novedades. 

Portada del 30 de octubre de 2021, dos días después del robo millonario a Atrio. EL PERIÓDICO

Fueron los propios dueños los que hicieron pública la hipótesis que se ha barajado en estos meses. Que los dos huéspedes, un hombre y una mujer, con pasaporte suizo habían reservado una habitación la noche anterior, habían cenado en el restaurante aquella noche y habían compartido una conversación sobre arquitectura con testigos de lo ocurrido. Ya durante la madrugada habían ordenado al servicio de cocina que les preparara una ensalada.

En el intervalo en el que el responsable de la recepción abandonó su puesto para avisar a la cocina, uno de los autores, aprovechó para colarse en la bodega conociendo previamente la disposición de las cámaras de seguridad y usando una tarjeta para abrir la puerta de seguridad que da acceso a una de las ‘joyas’ de Atrio. Una vez dentro se llevó la pieza de mayor valor de la estancia y otras 44 botellas, todas ellas con un alto valor en el mercado. Las introdujo en una bolsa y las subió a la habitación. A primera hora de la mañana ambos abandonaron las instalaciones a pie por la parte antigua. 

Una de las particularidades que aportaron los dueños es que los presuntos ladrones usaron pelucas y pagaron con una tarjeta que no se podía rastrear. Aparte de ese testimonio, poco ha trascendido a través de fuentes oficiales en los siguientes meses salvo que la pista se enfocaba a que podría tratarse de un robo por encargo a través de grupos organizados, tal y como afirmó el inspector de la Policía Nacional especializado en robos Pedro Gamero. Medio año más tarde, se mantiene algo que aseguró el propio Gamero, que «el robo perfecto sí existe».