El Periódico Extremadura

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EL APUNTE

Otra vez el mercado franco

Ahora se confirma que Charca Musia es la opción para su traslado, un cambio que no será ni a corto ni a medio plazo

Uno de los puestos del mercado franco en una foto de archivo. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

El mercado franco ha tenido cuatro ubicaciones en el último medio siglo: Camino Llano, Colón y plaza Marrón, el Rodeo, la ronda de la Pizarra y la urbanización de Vegas del Mocho. Y siempre es la misma historia: el sitio es temporal y hay que buscarle una localización diferente y que de verdad sea definitiva. En Vegas del Mocho no puede seguir por dos razones: nunca ha sido un espacio adecuado para un mercado, no tiene los servicios necesarios para este tipo de actividades, son solo calles, y su permanencia en esta zona es un obstáculo para el desarrollo residencial de la zona. A favor está su buena ubicación. 

Se eligió Vegas del Mocho porque, en definitiva, fue una urbanización que se hizo y que ya estaba con sus calles en 2011, cuando se llevó el mercado a este sitio, pero donde no se habían levantado edificios porque la burbuja del ladrillo pilló a esta zona antes de que se pudieran construir los inmuebles. Podía haber sido aquí, en Nueva Ciudad, en Vistahermosa o en Casa Plata, los residenciales más retrasados en su ejecución durante el boom inmobiliario que vivió la ciudad entre 1995 y 2008.

Ahora se plantea su traslado a Charca Musia, ya se dijo hace un año que esa era la opción, sitio que se confirma. Pero no se puede poner fecha a su traslado a esta ubicación porque no será un cambio ni a corto ni a medio plazo. El alcalde, Luis Salaya, dijo el pasado jueves que ese traslado se hará «en cuanto se pueda». Y ese en cuanto se pueda es como mínimo de un año porque el trámite para el traslado es de todo menos sencillo. La ventaja de esta ubicación, pese a lo lejano que pueda resultar a los usuarios, es que la parcela es del ayuntamiento. Eso, que parece obvio, no siempre se ha dado. Pero el problema es que antes se tendrá que modificar el plan de urbanismo, y no solo hay tramitar este cambio de la norma, sino que el documento de la modificación lo redactará un equipo ajeno al ayuntamiento, lo que significa un proceso previo de adjudicación y un plazo para la elaboración del documento. Estamos ya ante dos procesos. Uno de contratación, no hay quien le quite medio año. Y otro urbanístico, otro medio año más, aunque el tiempo dependerá del tipo de cambio, aún no se ha detallado por el gobierno la clase de modificación que se pretende, y si se necesitará de la aprobación de la Junta de Extremadura.

Dentro de un año, en el mejor de los escenarios, estaría todo listo. Luego queda urbanizar el terreno, acondicionarlo con viales y enlaces a las avenidas colindantes, dejando un ramal que comunique con la futura ronda sur. Otro medio año. Es decir, si nada se tuerce, ese traslado del mercado se haría en 2024, por lo que queda todavía tiempo en las Vegas del Mocho.

La elección de Charca Musia también supone que se renuncia a que todo ese espacio se destine a usos empresariales e industriales. Charca Musia es uno de los grandes despropósitos del urbanismo de la ciudad, se hizo sin orden ni concierto y ahí está el resultado y que nadie haya sido capaz de poner orden a este caótico polígono. Ahora se plantea que toda su parte sur sea para fines dotacionales, para la construcción de un pabellón de ferias y exposiciones, descartando con ello su localización en el ferial, y para el mercado franco. Si lo segundo puede ser realidad a medio plazo, lo primero sí que será a largo plazo.

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