El PP no logró este miércoles que su moción para dejar sin efecto la subida de impuestos prosperara pero su portavoz, Rafael Mateos, la defendió con ahínco apelando a una reducción selectiva e inmediata del IRPF y el IVA, un nuevo calendario fiscal, la bonificación del IAE y el IBI y la eliminación de tasas. El aumento de la presión fiscal, también con el incremento del tributo de vehículos, es a juicio del concejal "desproporcionado e injusto" y es "dañino" para el sector empresarial, "con incrementos del 42% que suponen -dijo- un auténtico maltrato". Mateos exigió que se reviertan las facturas y que se compensen las ya cobradas, pero solo encontró el apoyo de Ciudadanos y de los concejales no adscritos, Mar Díaz y Francisco Alcántara.

El más beligerante contra la moción fue otro de los no adscritos: Teófilo Amores (ex de Vox), aunque tras la réplica Mateos le dio de su propia medicina, le conminó a marcharse de la política y le afeó que hubiera abandonado sus siglas, acusándole después de ser copartícipe y responsable de la medida auspiciada por el PSOE. Lo dejó, literalmente, sin palabras en mitad de un plenario poco acostumbrado a reacciones tan taxativas del líder del PP, que definitivamente estalló cuando Amores le acusó de presentar una moción que "es puro teatro"; a lo que Mateos replicó: "El teatro es usted. Usted le está saliendo caro a Cáceres y a los cacereños. Que un alojamiento turístico en la plaza Mayor haya pasado de pagar de IBI 3.800 a 5.200 euros no es un teatro". Amores se quedó mudo.

Y eso que definió la moción del PP como "bien estructurada y argumentada", aunque, eso sí, con la boca chica, porque sentenció que el texto venía marcado desde Génova y que al tratarse de una moción institucional, no ejecutiva, precisaría de un informe del secretario y del interventor.

Nada que ver con la postura de Alcántara, que la tildó de "oportuna" porque el ayuntamiento dispone de superávit y sin embargo aumenta la carga fiscal a las familias y a las empresas de un modo "lamentable". Para el edil, la solución pasa por la reactivación del sector privado y la eficacia del gasto público. Eso sí, el argumentario del no adscrito fue rebatido por el alcalde, Luis Salaya, que le invitó "a repasar la jurisprudencia" al percibir algunas lagunas en su discurso.

Luego llegó el turno de Raúl Martín, concejal de Podemos, que curiosamente utilizó la palabra "pomposidad a raudales" para definir la moción de Rafael Mateos sin reparar en que él mismo utilizó una oratoria ciertamente pomposa, con pausas, uso excesivo de las 'eses' y asegurando que el líder del principal partido de la oposición vertiera datos sesgados y descontextualizados. Sorprendió que un representante de la izquierda cacereña defendiera con tanto vigor la subida de impuestos y que dijera que es necesaria para hacer una oficina de viviendas y bonificar los viajes de autobús, ambas propuestas de su formación que, por cierto, no se han llevado a efecto. Ante estos argumentos, Mateos no dudó en calificar a Martín como un político que "forma parte de la izquierda progre y acomodada que cuando la luz subía un 3% sacaban la pancarta a la calle". También lo dejó sin palabras.

De todo el salón de plenos, quien mejor llevaba preparada su intervención era, como siempre, Raquel Preciados, de manera que estuvo más que justificado que la líder de Ciudadanos le dijera a Teófilo Amores que ella no había llegado a la política a hacer de titiritera sino a trabajar. Lo está demostrando desde el comienzo de legislatura. Por eso, cuando el exlíder del partido de Abascal hizo de oráculo y vaticinó que Alberto Núñez Feijóo será presidente del Gobierno, María Guardiola será la próxima presidenta de la Junta, y Mateos, el alcalde de la ciudad, ella le pidió que hiciera de pitoniso con su futuro. Amores no se atrevió, aunque desde luego que para el centro derecha Preciados sería un buen fichaje. Anécdotas aparte, la edil hizo una llamada a recuperar los gravámenes anteriores y a implementar medidas contra un incremento fiscal "que ahoga -aseveró- a los contribuyentes cacereños", nada que ver con el discurso de Amores, inapropiado con la coyuntura del orden mundial.

El turno del gobierno fue para Marian Costa, la concejala de Economía, que defendió su polémica medida, ya puesta en vigor. Costa fue indudablemente coherente al reconocer que el PSOE había subido los impuestos consciente de que sería una decisión impopular, pero con ello, subrayó, "se ayuda a las familias más desfavorecidas, se mejora la ciudad y se crea empleo", porque tirando de datos aseguró que de los 10.962 parados que había a comienzos de legislatura se ha pasado a 7.211. Costa hizo los deberes y demostró que, guste o no su decisión, prepara con solvencia los plenos.

Por lo demás, la sesión aprobó el merecido reconocimiento de Hijos Predilectos de la Ciudad de Cáceres al exjefe de la policía local, César García, a título póstumo, al catedrático Miguel Antonio Luceño, y al oro olímpico Alberto Ginés, así como el de Hijo Adoptivo al sacerdote Gianni Vettori. Además, la sesión dio luz verde a la ordenanza del sistema de acceso de vehículos al centro histórico de Cáceres mediante control por cámaras, que como novedad conlleva la inclusión de 23 nuevas calles en la zona restringida con la implantación de una nueva cámara al inicio de la calle San Antón, en el eje San Antón-Parras, y otra en la calle San Ildefonso en su acceso desde San Francisco, para evitar el acceso rodado a ese entorno.

Y como colofón, tres ciudadanos con pancartas del No a la Mina, que fueron apercibidos por el alcalde puesto que en el pleno "no se pueden enseñar carteles", recordó Salaya. Ciertamente, adeptos al 'no' van quedando cada vez menos.