Pocos casos existen como el de la vecina de Santa Ana, Guadalupe Regodón, que a sus 81 años de edad, conduce de una forma habitual, sobre todo, los jueves. Este es el día elegido, desde hace mucho tiempo, para viajar con su Ford Scort a Trujillo, normalmente acompañada de algunas de sus vecinas, para visitar el mercado de abastos, "tomarme un café en el Nuria y comprar lotería". Se puede decir que "soy la taxista de Santa Ana, pero lo hago con mucho gusto", apuntó la veterana conductora.

Guadalupe Regodón se sacó el carnet de conducir en el año 1972, cuando una autoescuela comenzó a impartir clases en su municipio. "Fui la primera mujer que me apunté en el pueblo", indicó. No obtuvo el permiso antes porque "no me podía ir todos los días a Cáceres a aprender a conducir, porque tenía que atender a la casa, a mis hijos y a mi marido", aunque después de unas clases en Santa Ana, se vio obligada a desplazarse a la capital cacereña para examinarse. "Aprobé el examen teórico a la primera, sin embargo, suspendí el práctico alguna vez".

Gracias al permiso de conducir, que le costó 8.000 pesetas, Regodón pudo llevar a sus hijos o a su marido a diferentes lugares de la región para fines muy diversos. Por ello, el carnet "me ha dado independencia, antes y ahora, porque yo me puedo mover a todos los sitios sin tener que pedir ayuda ni depender de nadie".

Con sus cuatro coches en toda su trayectoria -un Seat 850, un Renault-12, un Ford Fiesta y el que tiene ahora- ha sido una conductora modélica, porque "a mi nunca me han puesto una multa". Eso sí, confesó que cuando tenía algunos años menos, le gustaba correr, sobre todo, cuando veía un turismo más antiguo que el suyo. Tan sólo ha tenido un susto con el coche. Al poco tiempo de sacarse el canet, tuvo un accidente con su hija de copiloto. Guadalupe Regodón sufrió una fractura en el hueso occipital. A su hija, no le pasó nada.

A sus 81 años, le sigue gustando conducir como el primer día, de hecho está pensando en comprarse un coche más pequeño y, sobre todo, "que disponga de dirección asistida, porque en el que tengo ahora el volante está muy duro y me duelen los brazos".

Tanto su familia, compuesta por 6 hijos, 16 nietos y 4 biznietos, como sus vecinos, siguen animando a esta conductora octogenaria a que siga poniéndose al volante.