El trato cercano y profesional, atento, son los pilares básicos para que funcione un negocio. Luis Fernández Palomino es natural de Caminomorisco, se dedica a la venta ambulante, una salida, una vía de escape con esto de la pandemia. Él ha encontrado una opción en el Meandro del Melero, donde tiene instalado su puesto. «Los que nos dedicamos a la feria, lo tenemos bastante difícil», explica a este periódico mientras relata que ha vuelto a la calle el pasado fin de semana. «Nos han dado esta ubicación y estoy contento», asegura.

Luis vende helados artesanos, frutos secos, refrescos, miel, golosinas, botellas de agua para saciar la sed tras la subida por el sendero al Meandro, perfectamente asfaltada pero que a su llegada pide algo con lo que aliviar la garganta. «Tengo gel hidroalcohólico para que los turistas se puedan desinfectar», desinfectar, apunta al tiempo que sirve una bolsa de pistachos a unos viajeros que se acercan al puesto, que permanece abierto los sábados y domingos.

Y es que la crisis del covid-19 ha tenido un terrible efecto en las personas dedicadas a la venta ambulante al cerrarse los mercadillos. Este tipo de negocio supone el 8% del comercio minorista de España. Abrir el Meando es abrirle una oportunidad a Luis.