«Era un hombre cercano con la gente y realizó numerosas actividades con los niños», afirma Antonina Rodríguez Jiménez, vecina de Torreorgaz. «Era muy humano, sencillo, educado, acogedor. Él siempre se mostraba dispuesto a echar una mano». Con una sonrisa, recuerda que el cura ofició la comunión de su hija.
De quien habla es del sacerdote indio Balashowreddy Jaddu, conocido como ‘el padre Bala’ entre los fieles de Torremocha, Torreorgaz y Torre de Santa María, localidades en las fue párroco hasta 2019. Ahora ejerce su labor en una iglesia del estado de Telengana en la India y desde allí ha pedido a la ciudadanía que colabore económicamente para la compra de respiradores ante la dramática situación que atraviesa el país derivada de la pandemia. El templo de Bala se encuentra situado en Yaddireddypally, una colonia de unos 500 habitantes en Mahbubnagar.
Los vecinos cacereños han respondido. Emilia Gómez Corbacho, catequista y coordinadora de Cáritas en Torreorgaz, nos recibe con amabilidad en la parroquia junto a un grupo de muchachos que acaban de recibir la Primera Comunión. Posan ante la cámara y saludan a su pastor, al que no olvidan. «Lo quería todo el mundo porque hacía mucho bien, era una persona bondadosa, atento y ayudaba al que lo necesitaba. Desde el principio le apoyamos un montón porque no sabía hablar apenas español (se fue adaptando con el paso del tiempo) y le enseñamos las costumbres de nuestro país; le gustaban las fiestas religiosas. Tenía todo muy cuidado y con él creció bastante la devoción. Impulsó la pasión viviente en el municipio».
Emilia cuenta además que recibieron la petición de solidaridad y los residentes del pueblo se han volcado en los donativos. «Cada uno da lo que puede; se lo hemos ingresado en su cuenta para que llegue lo antes posible».
Para Luisa García, de Torremocha, Bala destacaba «por su cooperación incansable a los más necesitados. Personas de la calidad humana de este cura son las que de verdad dan sentido a una sociedad que debe seguir avanzando en solidaridad, respeto y dedicación con los más vulnerables». Opina igual Isabel Morgado Hermoso: «Desde el primer momento, supo ganarse el afecto de los torremochanos. La gente se está muriendo y es una pena, en sus casas o en la calle. Con internet se llega a cualquier sitio y se ha disparado. Hay una monja de Torremocha que se encuentra en el convento de Castuera, se lo comentó a sus hermanas y a los vecinos de allí y han colaborado. Y gente de Madrid, Barcelona, País Vasco… Él está muy agradecido por las donaciones».
En Torre de Santa María, el municipio se ha volcado por su causa. Isabel Dómine Gómez resalta que era «un párroco sencillo que atesoraba grandes cualidades y que sobresalía por su cercanía». Todos piensan de la misma forma: «El padre Bala se merece toda la ayuda para la India».
