La estampa de Hervás ya lo deja a uno, de entrada, con la boca abierta. Pero el plato fuerte está en su barrio judío, que se mantiene intacto, seguramente el mejor conservado de España. Aquí la expresión huir del mundanal ruido es algo más que un anhelo. Enseguida aparece un grupo de amigos sentados en un banco situado en la avenida de la Constitución; indican a unos turistas dónde comer la mejor carne, dónde respirar el aire más puro. Luis Barbero Gil no cambiaría su vida aquí por ninguna otra. «La calidad de vida no tiene comparación. Todo son ventajas, la tranquilidad, el paisaje, los buenos amigos, la sociabilidad, pasear… Me encanta jugar a la petanca; es un deporte que se debe cuidar y lo mejor del juego es el compañerismo», cuenta.

Luis se ha dedicado a la albañilería, «un oficio duro pero muy noble. Los jóvenes de hoy en día ya no quieren trabajar en la obra», señala mientras recuerda que éste es un municipio que ofrece un sin fin de posibilidades. A su lado se encuentra José Cabrera Carrión, que viene de Cataluña y tras su jubilación está a caballo entre ambos sitios. «La gente es muy amable y acogedora con el forastero», explica.

«La tranquilidad de las zonas rurales puede ser también un gran escudo contra la pandemia»

Este montador de estructuras eléctricas vive en el Valle del Ambroz durante seis meses al año. «Hervás es un entorno único y posee un clima divino. Un biólogo me dijo que es como un trozo del Cantábrico trasladado a Extremadura, y me parece un ejemplo muy acertado», asegura convencido de que «la paz del campo puede ser igualmente un gran escudo contra la pandemia del covid, una fortaleza de tranquilidad repleta de rincones mágicos. Mi mujer y yo somos felices residiendo en el municipio».

Deseando que se pueda volver a echar unas partidas de cartas y dominó en los hogares de pensionistas, Miguel Blázquez Hernández lleva toda la vida en el campo. «La agricultura desempeña un papel crucial en la economía de un país; es la columna vertebral de nuestro sistema económico; proporciona oportunidades de empleo a la población, y sobre todo en las zonas rurales. Somos maestros del arte de vivir», advierte con una sonrisa a la vez que rememora, que en el pueblo «sirven unas cañas y tapas buenísimas».

Están deseando que se puedan retomar las partidas de cartas y dominó en los hogares de mayores

Enrique González Gómez, más conocido como Didi, jugó a fútbol en el Béjar Industrial, en el Cacereño y en el Plasencia. Es bejarano pero lleva en aquí durante más de 18 años. El medio rural le permite volver a una economía de valores. «Tapear por la localidad es gloria bendita», apostilla y acto seguido responde a la pregunta ¿Quién va a ganar la liga? «Creo que el Atlético». En Hervás, la risa y los esperanzados en el equipo de Simeone están garantizados.