Luis Maldonado (Cáceres, 1994), organista titular de Trujillo, es el artífice de la cita cultural que la ciudad podrá disfrutar este fin de semana: visitas guiadas y micro-conciertos en dos de los cuatro órganos que descansan en tres iglesias y en un convento de clausura.

-¿Qué le hace poner en marcha esta iniciativa?

-No es ninguna cosa que yo haya inventado. Esta propuesta se hace desde hace tiempo en otros lugares, de hecho, lo he visto mucho en Palencia, por ejemplo y dado que a menudo, vecinos de la ciudad se interesaban por la historia de los órganos de Trujillo, decidí hablar con el párroco de San Martín, don Eugenio Albalate y después con Enrique Borrega, concejal de Cultura, para desarrollarla. Lo único que pedía es que no tuviera coste, ya que los órganos están ahí y yo solo quiero dar a conocer el patrimonio artístico, musical y cultural de la ciudad. Ambos dieron en visto bueno y con la colaboración de la Oficina de Turismo, se está promocionando la actividad, que ya cuenta con, al menos 14 personas inscritas para el sábado.

-¿Cómo se van a desarrollar las visitas y qué se va a contar en ellas?

-Comenzaremos por el órgano de la iglesia de San Martín y allí explicaré el órgano como instrumento: qué es, su historia, cómo surge y cómo ha ido variando a lo largo de la historia. Los órganos de Trujillo tienen mucho que decir. Hablaremos de sus peculiaridades, entre ellas, que todo su material sonoro es original, del siglo XVIII, de Juan Antonio de Larrea y Galarza, aunque también alberga una restauración de los años 80, aunque no se implementó material nuevo. Su calidad es fantástica y por él han pasado organistas como Francis Chapelet, que grabó parte de uno de sus trabajos en él, algo que supuso casi una peregrinación de jóvenes organistas franceses a visitar este órgano. Por supuesto, destacaré la figura de Francisco Molina, organista trujillano que ha dedicado su vida a este oficio.

-¿Cómo continúa el recorrido?

-Posteriormente, iremos a San Francisco. Mucha gente no sabe que ahí hay un órgano de coro del siglo XIX, de Benito Vaquero, compuesto por trozos de diferentes órganos, porque parece una alacena. Aquí explicaré la mecánica del órgano, ya que es mucho más accesible y la gente puede acercarse con más facilidad. Curiosamente, a este lo llamamos 'realejo', pero realmente, no lo es. Es un instrumento adaptado a la liturgia de la época, aunque también permite el concierto, de hecho, sería ideal para música de cámara.  

-¿Habrá alguna muestra musical en las visitas?

Sí. En los dos órganos que vamos a visitar tocaré varias obras, probablemente, tres o cuatro, algo corto que permita apreciar las diferencias que hay entre ellos y su sonoridad. Quiero adaptarlo al repertorio de la época, así, en San Martín tocaré música barroca, antigua y en San Francisco quiero tocar repertorio del siglo XIX.

¿Cuál sería el objetivo deseable para poner en valor estos órganos?

-Sería muy positivo que con el tiempo, se creara un festival, incluso de cartel internacional, en los diferentes. Eso atraería a un público y a un turismo determinado y de calidad y daría otra vuelta de tuerca a la vida cultural de la ciudad. Además, habría que buscar solución para el órgano de la iglesia de los Hermanos, que ahora está impracticable. Donde está y como está, no puede mantenerse. Este no tiene nada que ver con los dos que se van a visitar. Es el órgano que nos imaginamos cuando escuchamos la Tocata y fuga de Bach. Es de principios del siglo XX, no se conoce el autor, aunque barajamos varios.