Opinión | La mirada

El sínodo del Papa Francisco

Papa Francisco.

Papa Francisco. / VATICAN NEWS

La ciudad se prepara para los dos acontecimientos que marcan la entrada en el segundo trimestre del año y que ponen de manifiesto la historia y las tradiciones de los que vivimos aquí. Los dragones de todas las formas y de todos los colores aparecencuando menos te lo esperas, y lo que se prepara para el día veintidós responderá a las expectativas de todos los años. Moros y cristianos, lanzas y espadas recrearan la conquista de Cáceres allá por el siglo XIII. 

Por otro lado, la Virgen de la Montaña pasará diez días en la ciudad, y la respuesta del personal será de nuevo multitudinaria. La llamada religiosidad popular, con sus luces y sus sombras, se manifiesta en todo su esplendor.

En unas de las columnas que precedieron a la Semana Santa, comentábamos lo de la movilidad de las fechas de estas celebraciones, pue bien, el Papa, no sé si ha sorprendido o no, pero lo cierto es que ha adelantado la posibilidad de que se unifique la fecha del día de la resurrección, bien el primero o segundo domingo de abril.

Se han puesto de manifiesto razones de tipo ecuménico (no económico), pero lo cierto es que parece que la cuestión se está moviendo. ¿Qué os parece? 

Vayamos con el tema del título que encabeza la reflexión semanal. El Sínodo de la sinodalidad ya tiene fecha de conclusión: finales de octubre de 2024. Desde que, en 2021, esta iniciativa papal diera comienzo, se han ido quemando etapas, y ahora llega el momento de las conclusiones. Las de nuestra diócesis ya están mandadas a la comisión nacional correspondiente y de una u otra manera formaran parte del documento final.

«Introducir la sinodalidad y sus implicaciones en la vida de las comunidades, en las homilías, en los libros de pastoral y en la catequesis». «La opción por los pobres, debe estar presente en toda la actividad pastoral, incluso se llega a pedir como asignatura en el seminario». «Tomar conciencia de que todos somos iguales, con la misma dignidad bautismal, la misma fe y con la misma misión de evangelizar». «Una Iglesia sinodal: escucha, acoge y no excluye”

Es verdad que son frases sueltas, pero lo importante es que todas ellas trasmiten un deseo de que la Iglesia sea lugar de encuentro con Dios y con los demás, de relación y de apertura. Y un sitio donde se descarte todo lo signifique falta de testimonio, individualismo o beneficio propio.