Extremadura celebra los quinientos años de la muerte de Nebrija con una exposición patrocinada por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y por las diputaciones provinciales de Badajoz y Cáceres. Esta exposición, que ha arrancado en Badajoz hace poco más de un mes, va a pasar por las localidades extremeñas en las que sabemos que estudió y enseñó Nebrija durante su estancia, casi veinte años (1486-1504), en la corte de Don Juan de Zúñiga, último maestre de la Orden de Alcántara; la Orden de Alcántara, en aquellos finales del siglo XV, extendía su dominio por el Noroeste de la provincia de Cáceres y por las tierras de la Serena de Badajoz. Las localidades del Noroeste cacereño en las que estuvo Antonio fueron Gata, Alcántara y Brozas. 

Tras pasar por Badajoz, la exposición comenzará su andadura a comienzos de agosto por las tierras cacereñas que pertenecieron a la poderosa Orden. Primero, en Alcántara, en su monumental convento, que está bajo la advocación de San Benito, cuya regla monástica seguían los monjes del Císter; la Orden profesaba esta regla monástica. Ya lo recuerda Nebrija, cuando en un poema al impresionante puente romano les dice a los alcantarinos que ya no están bajo el yugo de Asdrúbal, en alusión al dominio cartaginés de la zona, sino bajo el amparo de San Benito. 

Luego irá la exposición a Gata. Gata pudo ser el lugar en el que en el verano de 1486 se juntaron el maestre Zúñiga y el maestro Nebrija, quizás también el astrónomo Zacuto, y sembraron las primeras semillas de lo que iba a ser la Academia humanista de Juan de Zúñiga. Terminará su andadura cacereña en Brozas, donde tuvo casa el hijo de Antonio, Marcelo. En Brozas vivió algún tiempo Nebrija, tanto siendo miembro de la Academia de Zúñiga, como al final de su vida en la casa de su hijo en esta villa; hay una famosa anécdota, inventada por el Brocense, en la que se recuerda a un Antonio anciano, enfermo, delirando con fiebres en casa de su hijo en Brozas, y lamentándose porque se moría y su obra quedaba inacabada; pero lanzando también el deseo de que quizás alguien algún día recogerá su antorcha y terminará su obra; el Brocense inventa esta anécdota con la oculta intención de insinuar que ese heredero de Antonio era él. 

Volverá después la exposición a las tierras badajocenses de los alcantarinos: Villanueva de la Serena, donde debió escribir algunas de sus obras más importantes. Y Zalamea de la Serena, lugar con el que se asocia siempre la Academia y el famoso grabado de Nebrija impartiendo docencia; grabado que ocupa lugar preferente en esta Exposición.

Personaje ilustre

Antonio Martínez de Cala y Xarana, que quiso llamarse Antonio de Nebrija, para manifestar así que él había nacido en Lebrija (Sevilla), de la misma forma que Francisco Sánchez quiso que se le conociera como el Brocense en recuerdo de la villa de su nacimiento, las Brozas (Cáceres), es el personaje más ilustre de la citada Academia. Pero no solo el más ilustre de la Academia de Zúñiga, sino uno de los más ilustres de las Academias y Estudios (Universidades) de la Europa del siglo XVI. 

Es, en efecto, Antonio de Lebrija o de Nebrija, que es lo mismo, uno de los humanistas europeos más importantes del siglo XVI. Renovó, modernizó y difundió la Gramática latina, consciente de que en su época sólo se podía progresar en la sociedad conociendo la lengua en la que estaban escritos todos los conocimientos literarios y científicos que habían llegado a aquel siglo. Gramático indiscutible, lexicógrafo incansable, preocupado por las letras, su pronunciación y su sonido, autor de la primera Gramática española dejó un legado que se mantuvo físicamente vivo en las escuelas hasta el siglo XIX; y que se mantiene todavía vivo entre los estudiosos de la lengua y de las lenguas.

En Extremadura pasó, como hemos dicho, veinte años dirigiendo la que se puede recordar como la Academia humanista más importante de España. A imitación de las academias humanistas que funcionaron en Italia en torno a príncipes de ciudades como Florencia, Bolonia, Pisa, un príncipe extremeño, el último maestre de la Orden de Alcántara, Juan de Zúñiga, fundó en torno a su figura una academia humanista, en la que reunió a importantes sabios de la época, como reseña el cronista de la Orden, Torres y Tapia. 

Parte de la exposición de homenaje a Antonio de Nebrija.

La corte del maestre

Durante los años que estuvo en Extremadura, en la corte del maestre, escribió lo más importante y lo más granado de su producción gramatical y lexicográfica: La Gramática española; la Gramática latina que difundió en ediciones cada vez más corregida y aumentada, hasta el punto de que es la Gramática que se enseña en Colegios de latinidad y en Universidades del siglo XVI en España; los dos diccionarios, el latino-español y el español-latino. Son obras cumbre del humanismo español y europeo que se escribieron en Extremadura. Es verdad que la Gramática española se publicó por primera vez en 1481 y que entró en un oscuro túnel que se alargó hasta el siglo XVIII, en que fue publicada por segunda vez; pero, a pesar de ese túnel, esta Gramática tiene gran valor: en primer lugar, porque es la primera Gramática de una lengua vernácula que se escribe en Europa; en segundo lugar, porque es escrita con la intención de que la aprendan aquellas gentes que no saben castellano y están, sin embargo, bajo el dominio de la corona de Castilla: y es que la lengua, dice Nebrija, es la compañera del imperio; y en tercer lugar, afirma el propio autor, porque aprendiendo las reglas del lenguaje español, los que quieran aprender latín tendrán el camino allanado. 

En efecto, Nebrija escribió y enseñó sobre todo Gramática latina; sabía que esta era imprescindible para subir en la escala social de la época; pero también dignificó y modernizó esa Gramática; su Gramática latina es moderna; sirve para todo tipo de alumnos, desde los están dando los primeros pasos hasta los más aventajados; contiene todo lo que debe contener una Gramática; recoge los usos elegantes de la lengua latina, como había hecho en Italia el ilustre italiano Lorenzo Valla. Ello explica su éxito durante todo el siglo XVI; Felipe II obligó, incluso mediante cédula real, a que fuera esa la Gramática que se enseñara en los Estudios y Universidades de España. 

Escribió diccionarios

Antonio también escribió diccionarios latino-español y español-latino. Y todo ello tiene un profundo sentido: piensa el maestro que para construir el milagro del lenguaje hay que acopiar primero materiales y, después, preparar y conjuntar esos materiales. El gramático es como el albañil; éste, acopia primero materiales, piedras, ladrillos y demás; luego, su arte modela y une esos materiales para producir un edificio. En el caso del lenguaje, los materiales son las palabras; Nebrija recopila y estudia palabras en los diccionarios; una vez que está el material, éste, con las reglas de la Gramática, se prepara y se une para generar el lenguaje, que es la más importante y salvadora obra humana y la que más le diferencia de los animales. Tiene, pues, un profundo sentido que Nebrija escribiera Diccionarios, materiales, y Gramática, técnica. Y la mayor parte de esta labor la hizo en Extremadura, en la corte de Zúñiga.

Con esta exposición las instituciones extremeñas quieren mostrar de una forma visible, sencilla y clara la historia de esta aventura cultural extremeña de finales del siglo XV y comienzos del XVI, protagonizada por un extremeño, el maestre de Alcántara, y un humanista universal, Nebrija, que fue extremeño de adopción durante casi veinte años.