Las desavenencias entre Luis Aragonés y el Atlético de Madrid, cuya desvinculación se resolvió el martes, tuvo un episodio extremeño hace algunos años. El equipo del Manzanares jugó un partido de la temporada 91-92 en el Príncipe Felipe de Cáceres, debido a una sanción que sufría el club madrileño por unos incidentes de sus aficionados y que obligó a cerrar el Vicente Calderón durante una jornada del campeonato liguero.

El encuentro, que enfrentaba al Atlético con el Deportivo de La Coruña, se resolvió con la victoria de los gallegos por 1-2. En el terreno de juego se pudo disfrutar de un enfrentamiento extremeño, pues el defensa placentino Mariano, del Deportivo, tuvo que marcar al delantero cacereño Manolo.

El entrenador rojiblanco era Aragonés, quien ahora ha arremetido contra Jesús Gil por la elección de la ciudad extremeña como sede de la disputa del encuentro. "Le dijimos de jugarlo en Salamanca, que estaba cerca de Madrid y era un buen campo", explica el técnico en una entrevista publicada por el diario AS el martes, "pero fuimos a Cáceres, a un campo en mal estado". Aquella decisión, que fue gestionada por el entonces presidente del Cacereño, José Félix Nevado, se debió a intereses personales, según Aragonés: "El (Gil) dijo que quería ganar adeptos a su partido político, porque decía que quería ganar las elecciones a presidente del país", añadió.

EL ULTIMO ENFRENTAMIENTO

Las desavenencias entre el sabio de Hortaleza y el expresidente del club y máximo accionista del mismo, Jesús Gil, han quedado patentes a lo largo de la temporada.

El último episodio tuvo lugar en las ondas de dos cadenas de radio españolas, en las que el mandatario rojiblanco criticaba la profesionalidad del técnico, mientras que en otra emisora y de forma simultánea Luis Aragonés dejaba claro que lo único que impedía su salida del club era la indemnización económica por la ruptura del contrato.