Una hora de ejercicio por las mañanas («para el tren superior»). Otra por las tardes (esta para el inferior). Lectura. Estudiar un rato para refrescar los conocimientos de la carrera (Maestro de Primaria). Hacer la compra, ver la tele... Y, sobre todo, paciencia, mucha paciencia. Así transcurren los días para el capitán del Cacereño desde que participó en el último entrenamiento del equipo el viernes por la mañana.

Desde el principio tuvo muy claro Alberto Delgado (Cabezón de la Sal, Cantabria, 1991) que pasaría esta crisis en casa, en Cáceres, aunque entiende perfectamente que algunos de sus compañeros hayan decidido marcharse. «Hay algunos que aquí viven solos y si esto se prolonga mucho tiempo puede ser duro». Él vive con su novia, aunque tampoco es que la vea mucho, cuenta: «Es enfermera y está todo el día en el hospital».

El capitán del CPC, autor de seis goles esta temporada, tenía que empezar estos días la última etapa de sus estudios universitarios, las prácticas, que iba a dar en el Colegio Licenciados Reunidos. «No me las han suspendido», cuenta desde su casa, «creo que las voy a hacer on line». Reconoce que no sabe muy bien cómo va a funcionar, pero puede que en breve se una a la legión de maestros que imparten clases de apoyo vía Skype. «Quizás tenga que unirme a una de esas clases», añade divertido.

Contacto continuo

El contacto de Alberto Delgado con el resto de jugadores y cuerpo técnico del Cacereño es continuo. El típico grupo de Whatsapp y también algunas llamadas de teléfono. También ha aumentado el contacto telefónico con familia y amigos.

Los temas de conversación con los compañeros de equipo, las rutinas de trabajo que ha mandado el club y el futuro, qué va a pasar con la competición, aunque eso no deja de ser secundario, añade, «lo importante es la salud».

En las conversaciones reina la incertidumbre. «Al final no sabemos cómo va a acabar esto». Lo que parece tener claro («procuro buscar mucha información») es que esto durará más de quince días. ¿Soluciones? «Depende de la duración», dice. Si todo se ha solucionado en un mes, él dejaría una semana de entrenamientos a los equipos, «como una minipretemporada», y después aceleraría la competición («si hace falta se juega cada tres días») para acabar en tiempo, aunque Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol aseguró que el 30 de junio no es un muro infranqueable. Lo que sí descartó es que solo se computaran los resultados de la primera vuelta, lo que para Alberto Delgado sería lo más justo si fuese necesario. «Al final habríamos jugado todos contra todos». Lo que sí será muy necesario, dice, es mucha comprensión por parte de todos sea cual sea la decisión que se tome.