El 2002 fue el último año capicúa que vivimos. Pero más que capicúa, en cuanto a éxitos del deporte en Extremadura y de deportistas de la región, se puede decir que fue un año redondo. Un año plagado de buenas noticias en el deporte de equipo y en las modalidades individuales, que nos dejaron paradojas como la del nadador paralímpico Enrique Floriano, campeón del mundo de 400 metros aquel año, pero que no recibió medalla al no completar la prueba con el tiempo mínimo marcado por la Federación Internacional.

A nivel internacional también disfrutamos en 2002 de la medalla de bronce de José María Pámpano en los 1.500 metros del Campeonato del Mundo de Atletismo Adaptado celebrado en la ciudad francesa de Lille, así como de la participación del casareño José Manuel Tovar en el Mundial de Triatlón sub23 disputado en el paradisiaco recorrido mexicano dispuesto en Cancún.

Pero sin duda, el año que nos ocupa otorgó protagonismo a una de las modalidades deportivas menos mediáticas pero sin embargo más practicadas en Extremadura, ya que tres extremeños, Juan Francisco Marín, José Luis Carrera y Tomás Romera, como parte de la selección nacional, se proclamaban campeones del mundo en Portugal.

Tomás Romera, uno de los integrantes de aquel equipo, recuerda la experiencia vivida en tierras lusas como «algo maravilloso. Tengo muy buen recuerdo de la zona de Coimbra donde se realizó. Para poder estar en el mundial pasamos una criba importante de entre los más de 30 pescadores de máximo nivel que había en España, y al final, de 6 componentes de la selección los extremeños éramos el 50%».

Romera, que acumula desde entonces una amplia trayectoria en la pesca repleta de éxitos, valora aquel éxito afirmando «que los primeros días fueron difíciles, jueves y viernes entraron pocos peces, pero el sábado fue una explosión de capturas que nos situó arriba. El puesto que me tocó no era el mejor, pero a la postre sería definitivo para la victoria porque pesó menos en los resultados de lo que los portugueses esperaban».

El pescador emeritense recibió ese año, junto a Marín y Carrera, el Premio Extremeño del Deporte como Mejores Deportistas Masculinos en Categoría Absoluta, en la que la gimnasta Laura Campos obtuvo el galardón en el apartado de chicas. También fue compartido el máximo reconocimiento de nuestro deporte, que se estrenó en aquella edición, correspondiendo el primer Premio Extremadura del Deporte al jugador de fútbol sala internacional Javi Sánchez y al baloncestista villanovense José Manuel Calderón, que recién iniciaba una carrera en la que con 21 años ya había sido internacional mundialista en Indianápolis y campeón con el TAU Vitoria.

Además, en esta edición se sumaron al palmarés nombres como los de la atleta María Teresa Miguel y el karateca Juan Luis Sánchez (Mejores Promesas), el Hockey Club Burguillos del Cerro (Mejor Entidad Deportiva), el IES Joaquín Sama de San Vicente de Alcántara (Mejor Centro Educativo) y el Ayuntamiento de Don Benito (Mejor Entidad Local), junto al reconocimiento al Mérito Deportivo por su labor a Víctor Luengo (atletismo) y Andrés Caro (natación).

Fue por tanto 2002 un año de éxitos y celebraciones, como las de deportistas que empezaban a destacarse en el panorama nacional, tales como el biker de bmx Alejandro Kim Peña, campéon de España, el ciclista Pedro Sánchez Cidoncha, el judoca Javier de la Marta, la nadadora Alicia Casillas, los piragüistas David Flecha y Sira Villarino o el karateca Manuel Rasero, junto con los ya presentes desde años atrás y que formaron parte del programa Promesas Olímpicas de apoyo a deportistas de la región, que la Junta de Extremadura puso en marcha con beneficiarios y beneficiarias como Javier Alves, Conchi Hidalgo, Tina Ramos, Marisa Martínez, Pablo Villalobos, Julián Sánchez Pimienta, Ezequiel Lázaro o Alfonso de Ávalos, entre otros y otras.

Pero 2002, año en el que por ejemplo nacía una de las más firmes promesas actuales de nuestro deporte como Alberto Ginés (más bien toda una realidad), también tuvo sus disgustos, como el recordado final abrupto de la selección española en el Mundial de Corea y Japón, con un arbitraje al menos ‘sospechoso’ y con el extremeño Fernando Morientes, por entonces jugador del Real Madrid, a punto de convertirse en héroe con un gol que no subiría al marcador injustamente.

El fútbol extremeño fue el que aportó malas noticias en aquellos meses. La presencia de un histórico venido a menos como Kiko en el Extremadura CF no evitaba el descenso de los de Tierra de Barros a 2ª B en la 2001-2002. Y aunque el cambio de propiedad del Badajoz (del argentino Tinelli pasó al ahora presidente de LaLiga, Javier Tebas, de forma testimonial para acabar en manos del portugués Antonio Barradas) daba lugar a la esperanza, la temporada que se iniciaba después del verano de 2002 sería la última de los pacenses en el fútbol profesional.

Aunque no sólo malas noticias nos dejaron los deportes de equipo, ya que el IREX Puebla se alzaba con un nuevo subcampeonato de la Superliga Femenina, la AD Cáceres Voleibol ascendía a Liga FEV (2ª división), el cacereño Club Cabezarrubia lograba meterse de nuevo en la 1ª Nacional en la modalidad de pelota y el Almendralejo Tenis de Mesa continuaba con su andadura por la máxima categoría española de su deporte.

Sin embargo, habría que destacar igualmente en baloncesto, donde el Cáceres CB acababa decimoquinto en ACB en su penúltima temporada en la élite, el papel tanto de Plasencia Galco como de Círculo Badajoz en LEB-2 que estuvieron a punto de jugar las eliminatorias de ascenso, y sobre todo el debut del Club Baloncesto Femenino Cáceres, que con la denominación de Don Frío Cáceres debutaba en Liga Femenina 2 en la temporada ‘02-’03.

Las cacereñas darían una enorme campanada y terminarían líderes en la fase regular, un éxito que, pese a no concretarse posteriormente al caer en el primer cruce de los play-offs de ascenso, la jugadora María Blanco recuerda felizmente ya que «teníamos un equipazo y preparábamos muy bien los partidos. Teníamos individualidades muy buenas, el trabajo de scouting del cuerpo técnico era estupendo y la plantilla estaba muy unida dentro y fuera de la pista. No pudimos completar el sueño con el ascenso, pero fue un año muy ilusionante para todas».

Así pues, tuvimos en 2002 un buen año para el deporte en Extremadura. Un año capicúa que resultaría ser redondo.