3 - CALAMONTE: Fuentes; Alexis, Parra, Villegas, Marco; Juanan (Carrasco, min 62), Pildo, Troi (Fran, min 85); Berna, Enrique (Isaac, min 62) y Quique Roldán (Tarik, min 75).

3 - VALDIVIA: Adrián; Dani, Sandoval, Robert, Lorenzo (Miguel Ángel, min 55); Isaac, Joaquín (Mena, min 55), Viti; Rubén Molina (Barragán, min 55), Carlos Mingin (Pineda, min 68) y Luismi.

Goles: 0-1: min. 15, Robert, de penalti. 1-1: min. 17, Quique Roldán. 2-1: min. 29, Quique Roldán. 3-1: min. 52, Berna. 3-2: min. 81, Robert, de penalti. 3-3: min. 90, Miguel Ángel.

Árbitro: Garro Sánchez. Amonestó al local Marco y a los visitantes Rubén Molina, Lorenzo y Sandoval.

Incidencias: Municipal de Calamonte, con 300 aficionados.

Hay días que la siesta se te va de las manos y ya sabes que nada arregla esa tarde. El duelo que enfrentó a Calamonte y Valvidia fue una de esas tardes que el sofá te atrapa y se va de madre todo. Y es que no faltó nada de lo que se considera ‘salsa’ del fútbol. Goles, penaltis, polémica arbitral y un empate (3-3) que deja a ambos conjuntos con una sensación extraña. Ni les acerca a la orilla, ni los hunde en la corriente.

Empezó dominando el conjunto de Alberto Ortiz, que dispuso rápidamente de la primera ocasión tras un saque de esquina. El lateral Alexis compró boleto sin demasiada fortuna en un lanzamiento que, al menos, sirvió para aumentar estadísticas y poner en alerta al conjunto de Valdivia. Y como si se tratase de la vida, el fútbol tiene el mínimo sentido posible. Domina el Calamonte, pero se adelanta el Valdivia. Un penalti sobre Mingin lo transforma Robert (0-1) para poner por delante a los visitantes.

A los estudiantes les pasa lo mismo que al Calamonte cuando los someten a presión: siempre dan su mejor versión. Y con ese tanto, el conjunto local encontró en Troiteiro un verdadero raudal de fútbol, magia, clase y sapiencia futbolística. No tuvo mucho tiempo el Valdivia para saborear esa mínima ventaja. Rápidamente Quique Roldán empató con un remate en el segundo palo (1-1). Y Troi sacó su varita a relucir en un espectacular golpeo que obligó a Adrián a esforzarse.

Quique Roldán recordó al Quique Roldán que enamoró a los aficionados a la Tercera vistiendo la camiseta del Azuaga. Fue ese ratón de área y consiguió morder queso. Con la cabeza empujó el esférico al fondo de las mallas para adelantar a los blancos (2-1). Por un momento, todo tenía sentido: el equipo que mejor estaba jugando, estaba ganando. De hecho, de ese dominio llegó un posible penalti por manos en el área del Valdivia.

Reacción valdiviana

Siguió el guion su curso, con un Calamonte mejor plantado que los pupilos de Vicente Fernández, las ocasiones llegaban rápidamente. Y con un Troiteiro inspiradísimo, todo es más fácil. En otra buena jugada por banda del ‘mago’ calamonteño llegó el tercero. Bernabé anotaba (3-1) y ponía tierra de por medio.

Todo indicaba que el conjunto rabúo volvería a sumar de tres en tres tras un largo periodo por el desierto.

Puro espejismo. Y es que, como los buenos estudiantes, cuanto más fácil es el examen menos nota sacan. Así es el Calamonte también. El Valdivia empezó a hacerse con la pelota, sus interiores repartían juego y los blancos buscaban la contra. Y cuando ocurre esto en el fútbol, la mayor parte de las veces el equipo que da un pasito atrás suele acabar pagando los platos rotos.

Introdujo cambios el técnico del Valdivia que dieron otro brío al equipo. Desde los once metros recortó distancias el Valdivia y se metió de lleno en el partido. Robert, de nuevo, anotaba de penalti (3-2).

Y ahí es cuando el estudiante nota que ya no tiene nada que hacer, que mejor echarse la siesta y que la tarde se vaya de las manos. Eso mismo hizo el Calamonte. No pudo reaccionar a tiempo para evitar la catástrofe que se venía anunciando desde que anotase el tercer tanto. Otra vez en el tiempo de añadido, otra vez en el último suspiro, otra vez sobre la campana y otra vez un empate en casa. Miguel Ángel en el tiempo de añadido empataba (3-3) un choque que fue lo más parecido a una siesta que se va de las manos.