No fue exactamente una presentación porque los tres jugadores a los que el Cáceres Patrimonio de la Humanidad convocó para un acto público en una de sus empresas colaboradoras, el Instituto de Tecnologías Dentales Fones, son bien conocidos por la hinchada verdinegra. Jorge Sanz y Devin Schmidt han renovado, mientras que Carlos Toledo regresa cinco años después. Las palabras de todos ellos sirvieron como buen termómetro para el inicio de temporada en la LEB Oro, que será este viernes en el Multiusos ante el Leyma Coruña (20.45 horas).

Probablemente la continuidad más deseada fue la de Schmidt (escolta, 1,93, 24-11-1994, Sevierville, Tennessee, EE UU), máximo anotador la pasada campaña y ‘héroe’ en varios encuentros en los minutos finales. «Hemos estado trabajando duro en pretemporada y todo el mundo ha estado adaptándose a cómo queremos jugar, aprendiendo cómo quiere el entrenador que lo hagamos, que serán buenas cosas», indicó. Fue ambicioso al decir que el equipo «puede luchar por estar en los playoffs» cuando el discurso del club es más bien asegurar la permanencia ante todo.

A nivel personal, aseguró que afronta «muy contento» su segundo año como verdinegro y coincidió con el análisis general de que la plantilla tiene un componente «más físico» con jugadores como «Carlos [Toledo], Roma [Belemene], Julen [Olaizola] y Ben [Mbala], con los que tendremos más empuje». «Conozco ya la ciudad y al entrenador. La temporada pasada fue estupenda, pero en esta quiero conseguir más victorias y también involucrar a más compañeros en ataque, que todos tengan su oportunidad a nivel ofensivo si las defensas se centran mucho en mí», añadió. Esa nueva versión dejó entrever que quiere «madurar más», pero que también mantiene inalterable su espíritu de anotador.

Un regreso muy deseado

Mientras tanto, Carlos Toledo (alero, 2,00, 11-12-1994, Cartagena) se mostró especialmente feliz tras un periplo en el que jugó (poco) en LEB Oro con Palencia y bastante más en Plata con Cantabria. «Cáceres fue el primer sitio donde salí después de Murcia. Este club y esta ciudad los siento como si fuera mi casa. Es una gran oportunidad para mí volver y demostrar que puedo jugar aquí este año, ayudar en todo lo posible», explicó.

Se ve como «un jugador más completo» que el que se marchó. «He mejorado mi físico, mi tiro. Tengo la posibilidad de defender a varios tipos de jugadores. Lo que me gusta es ayudar, rebotear, jugar físico». Según reiteró, que la plantilla no tenga hombres muy altos quedará compensado por el atleticismo que tienen buena parte de sus componentes, como él mismo. «Los centímetros no van a ser problema. Vamos a ser competitivos, duros, rápidos. La gente quiere trabajar, está concienciada en lo que tiene que hacer y puede ser un buen año. Nos llevamos muy bien entre nosotros y eso es clave», agregó.

Contó que durante estos años ha seguido al Cáceres y que recibió con emoción la llamada de Roberto Blanco. «Fue genial. Es un club que me gusta mucho. Al escuchar el interés que tenían en que viniera no lo dudé ni un momento. Siempre fue mi primera opción y lo agradezco mucho», señaló. Respecto al objetivo de la temporada, no habló de playoffs, pero sí lanzó un mensaje optimista. «Si trabajamos duro, podemos ganar a cualquier rival. Fuera ya es más difícil. El equipo está hecho para luchar, pero será el día a día el que nos diga dónde podemos llegar», apostilló, pasando por encima de lo sucedido con la salida de Nik Slavica («venía a intentar quedarse en el equipo y el cuerpo técnico ha decidido que no. Con Duje [Dukan], que ha venido con él, vamos a seguir trabajando igual»).

Capitán… y ‘mentor’

Por último, Jorge Sanz (base, 1,91, 4-1-1993, Madrid) se declaró «encantado» y recordó que se rompe un dato que le venía persiguiendo en su carrera con connotación negativa: hacía cuatro años que no repetía equipo respecto a la temporada anterior. «Lo tenía claro. Quería una continuidad profesional y deportiva. En Cáceres, por el trato que me dio el club y la ciudad, me sentí muy a gusto, pese a que fue complicado por las restricciones. Tengo muchas ganas de empezar bien y sacar las cosas hacia adelante», declaró.

Ahora será el capitán, una responsabilidad que no le resulta extraña ni difícil: «Hay que intentar que la gente nueva se sienta identificada rápido con la filosofía del club, que se sientan a gusto. Eso es importante cuando se llega a un equipo. A raíz de ahí se puede empezar a trabajar». Y se unió a la precaución a la hora de hablar de las metas: «el nivel de la liga ha subido mucho. No nos tenemos que poner ningún techo y hay que ver hasta dónde podemos llegar, pero el objetivo del club es la salvación. Todo el mundo sabe que somos uno de los equipos con menos presupuesto de la competición. No hace falta ocultarlo». Aprobó abiertamente el regreso al formato de «todos contra todos» en la liga regular.

También está ejerciendo de ‘mentor’ del argentino Mateo Díaz, su joven compañero de posición que, cedido por el Breogán de la Liga Endesa, se ha erigido como una de las grandes sensaciones de la pretemporada. «Es un chaval de diez, como persona y como jugador. Le estoy intentando guiar porque está dando los pasos adecuados. Le veo con mucha proyección y estar en la LEB Oro esta temporada le va a ayudar mucho. Lo va a aprovechar y va a crecer en su carrera», aventuró.