78 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Jorge Sanz (7), Devin Schmidt (18), Romaric Belemene (10), Duje Dukan (8), Ben Mbala (14) -cinco inicial- Mateo Díaz (7), Manu Rodríguez (6), Carlos Toledo (2), Julen Olaizola (4), Jaume Lobo (2).

74 - Leyma Coruña: Alex Hernández (11), Johan Lofberg (8), Zach Monaghan (0), Ashley Hamilton (14), Nick Ward (7) -cinco inicial- Mo Soluade (3), Javi Vega (10), Roeland Schaftenaar (6), Adre Gray (15), Mikel Sanz (0).

Marcador por cuartos: 17-20, 35-41 (descanso), 56-57 y 78-74 (final).

Árbitros: Muñoz, Checa y Rodríguez. Eliminados: Dukan (min. 39) y Hamilton (min. 39).

Incidencias: Primera jornada de la LEB Oro disputada en el Multiusos Ciudad de Cáceres ante 800 espectadores.

Qué maravilla. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad arrancó la temporada de la mejor manera posible: ganándole a uno de los grandes favoritos de esta LEB Oro 2021-22, el Leyma Coruña (78-74), y además lo hizo remontando de forma heroica los 17 puntos que llegó a tener de desventaja en el primer tiempo.

La lectura del partido no debería cambiar demasiado por el resultado final: perder ante los gallegos hubiese sido normal viendo la diferencia de potencial entre unos y otros, pero era importante dejar el mensaje de que el equipo verdinegro va en serio y tiene una idea clara, además del irrenunciable compromiso.

Todo eso ya se sabía cuando faltaban tres minutos y el partido estaba todavía en el alero porque realmente el conjunto de Roberto Blanco ya había evidenciado entonces que su anunciado estilo de correr mucho y defender como auténticos perros va bien tirado. Vale que faltan centímetros en el puesto de ‘5’ y esta va a ser una cantinela durante todo el año, pero a cambio hay muchísimo físico en casi todas las posiciones.

Fue realmente seductor desde el salto inicial, la verdad. Había una auténtica obsesión local por no desengancharse en ningún momento del partido, por muy mal que viniesen. Y vinieron, claro. El Leyma Coruña tiene una de las plantillas más caras de la competición y puso en problemas al Cáceres muy a menudo, cargando el rebote y rotando sin que se notase diferencia entre la primera y la segunda unidad.

Tras un primer cuarto algo tenso por la puesta en escena oficial (17-20), las hostilidades llegaron después. Un 0-7 en 71 segundos dio a los coruñeses la primera ventaja seria (17-27), pero no pararon ahí. Con un baloncesto por entonces mucho más decidido, olieron la sangre verdinegra y parecieron hacer lo que en tenis hubiese sido un ‘break’ definitivo (19-36, min. 14). 17 puntos de hueco que en esta liga son toda una montaña que escalar, un volcán en llamas que encauzar. 

Devin Schmidt, máximo anotador del Cáceres con 18 puntos. SILVIA S.F.

Sin embargo, el Cáceres echó mano de carácter, pero también de inteligencia, para no dejarse ir y ‘pactar’ una derrota digna que nadie hubiese reprochado. Se echaban de menos los puntos de Devin Schmidt, que logró su primera canasta a 1:50 para el descanso. Apretando los dientes y sin hacer demasiado ruido, la sensación en el intermedio acabó siendo buenísima con una postrera canasta de Manu Rodríguez. El 35-41 era casi un triunfo. 

La apoteosis

Faltaba desde luego lo mejor de la noche, en lo que colaboró el escaso pero animoso público que acudió al Multiusos dispuesto a enamorarse una vez más de los suyos. 

La defensa extremeña se volvió cada vez más fanática: 46-49 (min. 24), 49-51 (min. 25)... Al Coruña le iba entrando el miedo del favorito que se ve rebasado, algo que sucedió por fin con un palmeo de Julen Olaizola (56-55, min. 29).

El trabajo no estaba, desde luego, completado. Hubo que currárselo otra vez porque los visitantes volvieron a hacer un amago de despegue (60-67, min. 34). Pues bien, aquí viene el dato increíble: en los 6:45 que faltaban no volvieron a anotar una sola canasta en juego, logrando solamente 7 tiros libres.

Y es que Schmidt había entrado en combustión y, cuando eso pasa, ya puede estar delante un ejército. Sus dos triples consecutivos fueron la espoleta para una recta final de auténtica locura, en la que todos apoyaron su liderazgo partiéndose la cara por cada balón perdido. Cuando quiso darse cuenta, Coruña, histérico, ya iba por detrás y no hubo quien le quitase la cara de perdedor. Otra muesca para el ‘robertismo’, esa filosofía que mezcla esfuerzo, sorpresa y naturalidad.

El banquillo del Cáceres da ánimos durante el partido. SILVIA S.F.