90 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Jorge Sanz (6), Devin Schmidt (12), Romaric Belemene (16), Duje Dukan (10), Ben Mbala (23) -cinco inicial- Mateo Díaz (2), Jaume Lobo (12), Carlos Toledo (6), Julen Olaizola (3).

83 - Levitec Huesca: Devon Van Oostrum (14), Keith Omoerah (15), Ander Urdiain (14), Jorge Lafuente (5), Jaime Fernández (2) -cinco inicial- Maverick Rowan (15), Aleksandar Andrejevic (2), Rafa Casanova (16)

Marcador por cuartos: 22-16, 35-31 (descanso), 59-48, 74-74 (final del tiempo reglamentario) y 80-73.

Árbitros: Olivares, Lema y Adán. Eliminado: Rowan (min. 41)

Incidencias: Partido de la tercera jornada de la LEB Oro 2021-22 disputado en el Multiusos Ciudad de Cáceres ante 800 espectadores. 

Estadística completa.

Tres de tres. Qué barbaridad. Y tres finales apretados y tres victorias. Qué rareza. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad confirmó su enorme arranque de temporada en la LEB Oro con un triunfo ante el Levitec Huesca (90-83) que esta vez se produjo con menos solidez, pero la misma impresión emocionante. Ver a este equipo con su modestia económica instalado por ahora en la aristocracia de la competición es para pellizcarse hasta sangrar.

Llegarán momentos difíciles, y este domingo se rozó un resultado que hubiese estado barnizado de frustración, pero lo que está haciendo el escuadrón de Roberto Blanco es para enmarcar. Lo mejor por encima de resultados es la idea colectiva que se está imponiendo. No es raro sentir un incontenible orgullo cuando estos tipos defienden con tanto compromiso los colores y el ‘skyline’ de la ciudad en la camiseta.

La matinal en el Multiusos tuvo su miga. El inicio del choque resultó bastante engañoso. El Cáceres salió en plan mandón, reforzado por la confianza que le habían dado los 80 minutos que se llevaban hasta entonces de liga. 

El equipo defendía con solidez su propia zona y a Huesca no le quedaba más que intentarlo una y otra vez desde la línea de tres puntos. Si no hay un mínimo acierto, eso puede salir muy caro y de hecho, tras la primera canasta, los aragoneses encajaron un parcial de 9-0 que hizo elevar la temperatura de la grada (12-6, min. 4).

La impresión equivocada siguió poco después. Jaume Lobo, adelantando puestos en la rotación gracias a la lesión de Manu Rodríguez, demostró exactamente el tipo de jugador que es. Cogió dos balones y ambos los transformó en triple con una facilidad pasmosa (18-6, min. 8). Es un ‘2’ realmente atípico: tremendo ‘killer’, pero bajito y de escaso peso, lo que le conlleva problemas en defensa. Muy pronto hizo la segunda falta y se tuvo que sentar.

La fiesta frenó en seco entonces. Huesca hizo esfuerzos ímprobos por no desengancharse del partido y lo logró, recortando al final del primer cuarto (22-16) y perseverando en el esfuerzo a continuación. El Cáceres tuvo entonces unos minutos horribles: funciona mejor con Jorge Sanz que con Mateo Díaz hasta ahora.

Le costaba la vida a los verdinegros anotar y Huesca lo hacía cada vez con mayor fluidez, así es que llegó a ponerse por delante (24-26, minuto 14, parcial de 2-16). Sanz y el hiperactivo Ben Mbala volvieron para poner orden y recuperar la iniciativa en el intermedio (35-31). La sensación era algo fría, impropia de lo que hasta ahora había transmitido el Cáceres. 

Segunda parte

En el paso por el vestuario se sepultó esa duda, dándose paso a uno de esos ‘clinics’ defensivos que, si se consolidan como costumbre, pueden dar mucha gloria. El conjunto local apenas permitió cinco puntos en los primeros seis minutos del tercer cuarto, lo que permitió un nuevo estirón que amenazó con romper (50-35, min. 26). En ese lapso resultó llamativa la generosidad de Schmidt, repartiendo el balón como nunca aparte de la obligada implicación defensiva. Que una estrella haga eso es un mensaje inmejorable.

Huesca trató de nuevo de agarrarse al partido (59-48, min. 30), pero el horizonte volvía a ser luminoso en el Multiusos. Solo quedaba rematar. Pero no se hizo y eso pudo costar carísimo.

Mbala festeja con un compañero la victoria. J. P. JIMÉNEZ

Con Rafa Casanova como inesperado héroe a base de tiros brutales desde su casa, la ventaja cacereña se fue esfumando hasta llegarse a un desenlace apretadísimo (69-69). El Cáceres vivió de milagro con los rebotes ofensivos de Romaric Belemene --acabó con 14 en total, además de 16 puntos-- y Mbala. Jorge Lafuente tuvo un triple solitario para dar la victoria a su equipo, pero el choque fue a la prórroga.

En ella, excepto la canasta inicial visitante, Cáceres, con una rotación un poco más larga, ya no lo dejó escapar. Era el momento de celebrar, pero también empezar a pensar en Palencia. ¿Difícil? Claro. ¿Imposible? Para este equipo, absolutamente nada.