En un mundo donde parece que importa más parecer que ser, en una época donde vale más una foto que una acción, Marco Tete Zorita (Calamonte, 2000) parece un futbolista de antaño jugando en el fútbol moderno. Una especie en extinción en un ecosistema de gomina e Instagram.

«Postureo lo justo y necesario», dice entre risas. Estudia Ingeniería Informática en Mérida, cosa que no le hace plantearse abandonar el fútbol. «Hay tiempo para todo, la clave es organizarse bien, no hay más», apunta con naturalidad. Con 21 años y tras un verano convulso, parece condenado a heredar el brazalete de capitán del Calamonte en el futuro. 

Tuvo un pie fuera con la llegada del nuevo director deportivo y técnico. «Tuve una reunión donde se me comunica que soy el tercer lateral, que había dos jugadores con ficha y que tenía que ganarme el puesto. Lo que me salió decir es que si me quedaba iba a terminar jugando...y al final mira cómo son las cosas: de estar casi fuera a ser importante», cuenta. 

Y lo hace sin rencor. «Son cosas normales del fútbol, no me conocían. Cuando jugué dos amistosos, decidieron no contar con uno de esos laterales que ya tenía ficha. Desde el momento que apostaron por mí, olvidé todo y remé a favor del conjunto, porque para mí eso es un equipo», desvela. De su debut a los 16 años de la mano de Juan Pedro Sánchez al Marco Tete actual hay un denominador común: la actitud. 

«Cuando pita el árbitro soy otra persona. No soy Marco, soy el 22 y no tengo miedo a nada ni a nadie. Los nombres son solo nombres, da igual que sea Cristo del Llerenense o Juampe del Moralo... doy lo mejor de mí y me centro en eso». 

Perro viejo

Aunque es todavía un pipiolo, tiene el colmillo retorcido de un veterano. «Me he criado con Ramón Rubio, un entrenador que tuve desde niño y que nos enseñó ese fútbol ya casi desaparecido. Yo jugué de líbero con él, nos cambiaba de dorsales para despistar al rival... por eso no entiendo muy bien las nuevas modas de cortarse las medias o usar botas de colores», confiesa. 

De esos jugadores que ya no quedan. Calamonte o nada. «Fue el equipo que me dio la oportunidad cuando salí de juveniles, yo quería jugar en el equipo de mi pueblo y no me planteé salir a otro sitio», reconoce. De hecho, el socio más antiguo del club es familiar suyo. «Mi tío Juan es el socio número uno del club. Él me ha enseñado a amar y respetar al escudo». 

«Mi tío Juan es el socio número uno del club. Él me ha enseñado a amar y respetar al escudo»

Marco 'Tete' - Jugador del Calamonte

Avanza la entrevista y se va soltando. También motivado por la persona que se encuentra tras la barra del bar donde se desarrolla la misma, Antonio Carrasco, compañero de Marco Tete y emblema del club. «Soy tímido, pero cuando voy cogiendo confianza voy metiendo mis bromas», dice el joven jugador blanco. 

Versión viral

No se prodiga mucho por Instagram, pero sí que es bastante activo en Twitter. «He hablado con muchos famosos, con Ibai, con Josep Pedrerol y con Cristóbal Soria. Me mola bastante esa red social y las nuevas tecnologías en general», dice este futuro informático. 

Y en las gradas también se ha convertido en el ojito derecho de la afición blanca. «La verdad es que noto mucho cariño por parte de los aficionados. Por ser del pueblo ya caes de pie para la grada, la verdad, pero conmigo hay un vínculo especial», reconoce este lateral tan particular. Un superviviente al fútbol moderno.