Sucedió cuando terminaba el segundo cuarto ante el Juaristi ISB, cuando Mateo Díaz fue sustituido por Roberto Blanco y se marchó al banquillo del Cáceres Patrimonio de la Humanidad vociferando y con gestos de disconformidad hacia el entrenador del Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Pero la escena, según el técnico no fue para tanto.

Más en frío, este jueves fue preguntado por ella y trató de explicarla, poniendo por delante que la relación entre ambos es inmejorable, «fantástica», utilizando sus propias palabras. «Es un 100.000 como persona, como jugador. Tiene un valor increíble jugar con un dedo roto, por encima de lo normal», empezó diciendo Blanco.

Su análisis de lo sucedido fue que había «mucha tensión en el partido» y que Díaz «tiene 19 años y pensó que estaba ante una oportunidad importante por salir de titular. No voy a utilizar el estereotipo de que es argentino». El entrenador explicó que «hubo un momento del partido en el que le apreté y él explotó porque consideró que las cosas no le habían salido bien».

El base tuvo que ser calmado por sus compañeros mientras que su técnico evitaba responderle. El segundo cuarto acabó y, mientras todos dirigían a los vestuarios, Díaz le tendió la mano al entrenador y hasta se dieron un abrazo. «Se solucionó enseguida», zanjó Blanco, que reiteró la excelente opinión que le genera su jugador. «Es un tío fantástico y tiene un futuro increíble. Le voy a intentar ayudar en todo lo posible. No hay ni él más mínimo atisbo de problema con él», indicó.

El dedo y el precedente

No es la primera vez que el argentino protagoniza un momento similar. En la sexta jornada, en la pista del Oviedo, fue descalificado en el segundo cuarto por acumular una falta antideportiva y una técnica por protestar una decisión de los árbitros en unos pocos minutos. Aquello ya fue el aviso de que tiene que templar los nervios si quiere ayudar plenamente a un equipo al que llegó el pasado verano cedido por el Breogán. Sí que ha levantado elogios a nivel interno cuando aceleró su reaparición después de fracturarse el dedo meñique de la mano izquierda. Se asegura que todavía está jugando con mucho dolor y grandes precauciones.

Fue la sensación de la pretemporada, pero de momento en la pista no se está mostrando tan brillante como en aquellos partidos. Promedia 5,6 puntos y solo 1,2 asistencias en 16 minutos en pista, sufriendo además en el lanzamiento de tres puntos (23,1% de acierto).