Segunda Federación

Agónica permanencia en Montijo

El Montijo no pudo pasar del empate ante un equipo descendido y terminó esperando en el césped el tropiezo del Coria

Jugadores y aficionados del Montijo, a los que se sumó el lanzador de martillo, Javier Cienfuegos, celebrando la salvación en el césped.

Jugadores y aficionados del Montijo, a los que se sumó el lanzador de martillo, Javier Cienfuegos, celebrando la salvación en el césped. / R.M.

1 - Montijo: Sergio Tienza; Luis Madrigal, Julio Rodao, Abraham Pozo, Pino (Catalá, m.65), Barragán (Pedro Toro, m.46), Batanero (Keita, m.46), Yeray, Javi Chino, Marvin, Cristo.

1 - Diocesano: Jorge Jiménez, Armenta, Rubén Sánchez (Sahuquillo, m.87), Rubén de Valle (Manu, m.76), Crespo (Chavalés, m.68), César Susmel, Javi González, Bote, Isi (Pablo Margallo, m. 68), Pliego (Pablo Guerrero, m. 87), Javi Bernal. 

Goles: 1-0 Yeray, m.13; 1-1 Javi Bernal, m.66.

Árbitro: Luis Morona del Campo (Madrid). Amonestó con amarilla a los locales Abraham Pozo y Julio Rodao; y al visitante Pliego.

Incidencias: Estadio Emilio Macarro de Montijo. 700 espectadores.

El Montijo se vuelve a salvar por segunda temporada consecutiva en Segunda Federación, aunque la última jornada fue un fiel reflejo de lo que ha sido su campaña este año en la categoría, repleta de luces y sombras, vaivenes continuos y una sensación de pérdida de la alegría. Eso sí, el equipo se salvó, que era lo importante, aunque fue con un guion de película casi impensable y con un sufrimiento atroz permanente.

Para el recuerdo quedará siempre esa imagen de los jugadores y técnicos esperando en el césped que no se produjera el milagro en Coria. Ese tropiezo imperdonable de los caurienses ante el Socuéllamos (3-3) dejó al Montijo en la permanencia tranquila, aunque tuvo que esperar tres minutos de agonía tras igualar 1-1 con el Diocesano.

Y es que sobre el césped, dependiendo de sí mismo, el Montijo no pudo doblegar a un Diocesano ya descendido que fue leal a la competición y tuvo un comportamiento deportivo muy profesional. No sólo empató el encuentro, sino que el equipo colegiado estuvo a punto de ganarlo en los minutos finales, algo que hubiera supuesto un drama absoluto en el Emilio Macarro. De ahí a que varios jugadores del Montijo, nada más acabar los partidos, casi ni celebraran la salvación. Mitad por el susto metido en el cuerpo de algo que era sencillo y mitad por saber que, para la gran mayoría, era el último encuentro en Montijo. Se espera una revolución total en el club en todas sus instancias. 

Fue un partido con alternancias y sin control, justo lo que nunca el Montijo hubiera deseado en esta última jornada. Empezó muy responsabilizado el conjunto de Marrero que tuvo su primera llegada con un chut lejano de Abraham Pozo que se marchó desviado.

Parecía que la cosa iba a ser más sencilla de lo esperado cuando en el minuto 13, un córner botado por Abraham Pozo lo tocó de cabeza Marvin y lo remachó prácticamente en línea de gol Yeray para adelantar al Montijo. 1-0 y ya no hacía falta escuchar ningún partido de alrededor, ni el del Coria ni el del Cerdanyola.

Relajación local

No se sabe si por el gol tan temprano o por si realmente no daba para más, el Montijo se relajó en exceso y fue el Diocesano el que tomó el mando del partido rebasada la media hora de juego. Antes del descanso, Rubén del Valle gozó de una buena oportunidad que desbarató bien Sergio Tienza, de los mejores en el Montijo. También la tuvo Pliego, bastante clara. Y antes del intermedio, perdonó Javi González el empate para el Diocesano. La grada del Montijo asistía estupefacta al dominio de un descendido en campo de un equipo que se lo jugaba todo.

Ni siquiera el Frente Rojillo, que desplegó durante el descanso una pancarta donde se leía ‘Gracias Marrero’ en claro mensaje de despedida hacia el entrenador del Montijo, pudo despertar al equipo para el segundo tiempo.

Desde luego, jugó con algo más que fuego el cuadro local en la segunda parte. Apareció Tienza en un par de intervenciones, pero no pudo con el remate de Javi Bernal, libre de marca, cuando el cronometro pasaba por el minuto 66 de partido. 1-1 y todo abierto.

Amante de la ruleta rusa durante toda la temporada, se la volvió a jugar el Montijo a todo o nada en el último tramo de partido. No obstante, ni la cabeza ni las fuerzas le llegaban. El Diocesano, desinhibido de la competición, empezó a perdonar ocasiones. Tienza hizo un paradón estratosférico a Pablo Margallo y Pliego estrelló la pelota en el travesaño en los minutos finales. El banquillo empezó a tener noticias de la reacción del Coria ante el Socuéllamos y de la victoria del Cerdanyola ante el Cacereño. Pero el Montijo no tuvo fuerzas para reaccionar. Aguantó como pudo el empate y se la jugó a que el Coria no culminara la remontada. Tuvo mucha suerte, pero la ruleta le fue una vez más a favor. El club certifica otra permanencia. Ahora le espera un futuro por edificar. 

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