Elecciones generales

Sánchez y Díaz se coordinan para atar en el debate al ausente Feijóo con Abascal

El presidente del Gobierno y la vicepresidenta segunda se comportaron como lo que son: socios en el presente y quizá en el futuro

Juan Ruiz Sierra

El desarrollo del debate de este miércoles en RTVE quedó reflejado desde el primer momento. Tras empezar a hablar Santiago Abascal de las supuestas “mentiras” del actual Gobierno, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se miraron entre sí y movieron las manos al unísono, dando paso al otro. Al final, tomó la palabra primero la vicepresidenta y después el presidente, pero sus intervenciones iniciales fueron prácticamente intercambiables. Ambos se coordinaron para atar al ausente en la cita, Alberto Núñez Feijóo, con el candidato de la ultraderecha.

“Las propuestas de Feijóo y Abascal representan lo mismo: un retroceso de 50 años”, dijo la candidata de Sumar. 

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“Hay que optar. O aquellos que hemos trabajado por mejorar la vida de los españoles o damos la razón a quienes lo único que han hecho ha sido destruir y mentir”, se sumó el líder del PSOE, en referencia tanto a Vox como al PP por sus continuos votos en contra de casi todas las iniciativas del Gobierno.

Los riesgos

El debate presentaba riesgos para Sánchez. El PSOE explicaba antes de su celebración que suponía una nueva “oportunidad” antes del 23J, y en parte una “revancha” tras el fallido cara a cara con Feijóo. Pero algunos dirigentes del partido alertaron de que la ausencia del líder del PP, que decidió plantar a RTVE porque en la cita no iban a participar ERC, Bildu y el PNV, podía volverse en contra del candidato socialista, al servir para reforzar su halo de segundo en disputa que dibujan casi todas las encuestas. 

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Sánchez, consciente del peligro, se comportó de forma más segura y tranquila que en su intercambio de la semana pasada con Feijóo, que marcó el primer tramo de la campaña. El aspirante socialista se esforzó en resaltar su imagen presidencial, defendiendo en todo momento la acción del Ejecutivo y refiriéndose a Díaz como “la vicepresidenta”. Pero también, por momentos, corrió el riesgo de ceder el protagonismo a la candidata de Sumar, que llegó a sacar a relucir las comprometedoras imágenes tomadas a mediados de los 90 de Feijóo junto al narcotraficante Marcial Dorado, con el que el líder del PP compartió viajes y vacaciones

Con su principal rival fuera del plató, Sánchez trató a Abascal como un representante de Feijóo. Las críticas iban destinadas a uno y a otro, indistintamente, coincidiendo con un momento en el que los socialistas se han repuesto del ‘shock’ del cara a cara y aseguran estar remontando frente al PP y Vox, hasta el punto de que empiezan a creer que la derecha y la extrema derecha no sumarán mayoría absoluta el próximo domingo, permitiendo a Sánchez explorar su investidura. 

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Ante esta posibilidad, el presidente del Gobierno y la vicepresidenta segunda se comportaron como lo que son: socios en el presente y quizá en el futuro. Hubo guante blanco entre ambos, complementándose en sus ataques a Feijóo y Abascal y en su defensa de la coalición durante estos últimos tres años y medio marcados primero por la pandemia del coronavirus y después por la guerra en Ucrania. 

En una nueva muestra de sintonía, los dos aprovecharon para desgastar al líder del PP por las pensiones, después de que este introdujera en una entrevista el dato falso de que su partido siempre había revalorizado estas prestaciones “conforme al IPC”. Los socialistas consideran que este error, que ha sido el principal tropiezo de Feijóo durante la campaña, puede tener impacto en las urnas, porque les permite subrayar que el Gobierno ha subido las pensiones de este año un 8,5% y al mismo tiempo permite vincular a su principal adversario con la “mentira”. 

“La verdad es que el PP y Vox han votado sistemáticamente en contra de revalorizar las pensiones”, dijo Sánchez. 

A su lado asintió Díaz. Más agresiva que el presidente con el candidato de la ultraderecha (“yo no le tengo miedo, señor Abascal”, le dijo), la candidata de Sumar, dentro del bueno tono con su aliado en el Ejecutivo, también intentó diferenciarse del PSOE, subrayando que es partidaria de llegar más lejos que Sánchez en algunas materias, como en vivienda, y defendiendo sus propuestas sobre la cesta de la compra, los alquileres y las hipotecas. 

Ante este dos contra uno, Abascal, buscó obviar a Díaz y centrarse en Sánchez, presentándose como el verdadero líder de la oposición. Intentando zafarse, señaló que las recetas económicas del PP “coinciden más” con las del PSOE y Sumar que con las de Vox. Habló de las “mentiras, calumnias y excusas” de Sánchez. Dijo que el presidente era una “gran estafa”. Mencionó la ‘ley trans’, la del ‘solo sí es sí’ y, por supuesto, las alianzas parlamentarias del PSOE con Bildu y otros “enemigos de España”. Apenas aportó ningún dato. Cuando lo hizo, patinó, como cuando aseguró que la reforma laboral había sido pactada con la izquierda aberzale.

“Bildu votó con usted en contra de la reforma laboral, señor Abascal”, le dijo con velocidad la vicepresidenta. “Efectivamente. Así es”, coincidió el presidente.  

Los dos modelos

Fue un debate mucho menos bronco que el protagonizado por Feijóo y Sánchez. Más propositivo. Pero también menos relevante, al quedar deslucido por el plantón del candidato del PP. Aun así, en un momento en el que el PSOE y Sumar se vuelcan en activar a su electorado, hasta ahora menos movilizado que el de derechas, la cita sirvió para contrastar modelos y subrayar la disyuntiva con la que la izquierda intenta fijar el marco en las elecciones del domingo: o una coalición progresista u otra del PP y Vox. Existe, en cualquier caso, otra posibilidad, que Feijóo saque un resultado por encima de los 150 escaños y tenga fuerza para no incluir a la ultraderecha en su gabinete. Pero Díaz y Sánchez insistieron en que la derecha compartiría llegado el caso el Ejecutivo central con la ultraderecha, algo que ya hace en Castilla y León, Comunidad Valenciana y Extremadura.   

“Sumar es la formación que garantiza que habrá un gobierno de coalición progresista que sirva para avanzar en derechos. Yo quiero gobernar con Pedro Sánchez”, señaló Díaz.   

El presidente, que calificó al PP y a Vox de “peligro para la convivencia”, en referencia a la crisis territorial en Catalunya y la posible vuelta al escenario de 2017, incidió en que solo hay “dos formas” posibles de gobernar España: Díaz y él o Feijóo y Abascal. “Si puedo gobernaré con la señora Díaz -concluyó-. Es evidente que somos dos organizaciones diferentes, pero hemos trabajado de manera muy leal y también muy eficaz. Enfrente lo que hay es una opción conservadora. Pero aquí falta el señor Feijóo. Le da vergüenza comparecer junto a su socio”.