Aunque la inmigración ha sido un fenómeno que ha llegado a todas las poblaciones extremeñas --sólo en 37 de las 383 poblaciones de la región no hay inscrito ningún extranjero, y en todos los casos se trata de localidades que a duras penas llegan al medio millar de habitantes-- el reparto de inmigrantes según nacionalidades marca unas preferencias muy claras. Entre las colonias más numerosas, rumanos y marroquíes se decantan por zonas agrícolas mientras chinos y brasileños lo hacen por las ciudades. Los portugueses están más repartidos.

De este modo, áreas de gran dinamismo agrícola como Tierra de Barros albergan a más de la mitad de los rumanos, y la proporción es aún más alta en el caso de los marroquíes en la zona de Campo Arañuelo. En cambio, la colonia china está concentrada en las ciudades: sólo hay ciudadanos de este país en 21 localidades extremeñas, y dos tercios del total viven en Badajoz, Mérida o Cáceres. Un caso similar ocurre con los brasileños: casi todos residen en la provincia de Badajoz y la mitad de ellos en la propia capital de provincia.