La mitad de las extremeñas víctimas extremeñas de malos tratos no superan los 35 años de edad, y en el último año, se ha incrementado un 20% la cifra de las que no llegan a los 25 años. Un dato preocupante que revela que la violencia de género está presente en la juventud y que requiere de más prevención y coeducación en las aulas extremeñas. Esta es una de las peticiones de sindicatos y asociaciones de mujeres como Fademur, Mujeres Progresistas de Badajoz o Malvaluna, que reclaman este 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, desarrollar un modelo de educación igualitario entre hombres y mujeres e introducir en el currículo educativo la violencia de género. "Ahora se está realizando una tarea de prevención en los centros escolares de forma esporádica y puntual, pero debe integrarse en el currículo", señala la asesora jurídica de la asociación Malvaluna, Marisa Tena.

Este es uno de los pilares fundamentales que contempla la Ley Integral contra la Violencia de Género, promulgada en el 2006, para atajar esta "forma de terrorismo contra la mujer". Esta normativa, una de las más vanguardistas y eficaces de Europa, ha sacado a la luz muchos casos de violencia de género que hasta la fecha se venían aguantando, y pese a que es "innegable" la presencia de avances en este sentido porque la mujer se siente más protegida a la hora de dar el primer paso, "el porcentaje de denuncias por malos tratos presentes en la actualidad sigue sin reflejar en plenitud las escalofriantes cifras de mujeres afectadas por esta violencia", explica la profesora de la Uex y experta en violencia de género, Macarena Blázquez. "A veces, por miedo y otras, por la dificultad de las mujeres a la hora de adquirir una percepción subjetiva del maltrato a que están siendo sometidas es habitual encontrar muchos casos que mantienen una relación así normalizada", precisa.

Pero también hay avances reseñables. Según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial, las víctimas extremeñas son las más decididas y las que menos perdonan a sus víctimas tras interponer una demanda. La renuncia es otro de los lastres para la aplicación de la ley. En Extremadura solo el 3% de las mujeres que denunciaron malos tratos en el segundo trimestre del año perdonaron a sus víctimas y retiraron la denuncia, frente al 20% en Navarra o el 15% en País Vasco. "Esto demuestra que aquí la ley está más desarrollada y que la víctima conoce los recursos disponibles en la comunidad para salir adelante", señala la directora de la Casa de la Mujer de Cáceres, M Isabel García Trigo, que comparte opinión con la directora de la Casa pacense, Esther García.

Ambas instituciones cuentan con espacios de información, formación y de acogida --en Badajoz es de corta estancia y en Cáceres de larga estancia-- en el que actualmente se encuentran internas 15 mujeres y otra quincena de niños. Ambas directoras reconocen que se ha avanzado mucho en la protección a las víctimas y por eso denuncian más, pero es necesario ahondar en la prevención, reconocen. Además, señalan que la reciente Ley de Igualdad extremeña supone otro importante avance en la lucha contra esta lacra.

Los servicios que prestan las Casas de la Mujer completan los distintos recursos sanitarios, educativos, jurídicos y policiales que se activan inmediatamente en cualquier punto de la región cuando una mujer pone una denuncia contra su agresor. Unos servicios para los que la directora de la Mujer de Extremadura pide más coordinación entre los profesionales que los prestan, "porque a veces ahí se falla".

A nivel jurídico, la abogada Marisa Tena reconoce que hay otros aspectos que mejorar en esta legislación. Precisa que sería conveniente que, cuando sea posible, el agresor no sea detenido inmediatamente tras interponerse una denuncia contra él "porque eso culpabiliza mucho a la mujer y hace que se retraiga de su decisión". Además, critica que se tiende a dar una solución judicial rápida enjuiciando un determinado hecho concreto pero no se contempla el historial de violencia que hay detrás de cada episodio juzgado, "sino las penas serían mayores en muchos casos", apunta, entre otras cuestiones puntuales "que deberían revisarse para lograr una mayor efectividad".

Solventar estas cuestiones jurídicas, más prevención y educación en igualdad, es el camino emprendido y el que debe afianzarse para frenar la violencia que aún sufren en silencio muchas mujeres.