TPtrimer escenario. Se anuncia un incremento del precio de un producto o servicio en un 11%. Pasan 20 días y finalmente se incrementa en un 5%. Qué bien.

Segundo escenario. Se anuncia un incremento del 5%. Qué mal.

El mismo resultado el ser humano lo interpreta de distinta forma. Esto es ser humano.

Y da igual que leas este artículo. No aprendemos. Nos lo hacen siempre.

Si este verano vas a un parque de atracciones, me cuentas. Allí usan la teoría de gestión de las colas. Pero con la misma filosofía. Llegamos a la cola de la montaña rusa correspondiente y nos encontramos con un cartel que indica 45 minutos. A pesar del malestar inicial, decidimos quedarnos. No sabemos que el cartel está situado en un punto donde realmente se tardan 30 minutos. Al final, orgullosos de nuestra decisión, le decimos a la familia: "Qué suerte hemos tenido, hemos esperado solo 30 minutos para montarnos".

Consiguen que nos incrementen los precios un 5%, que paguemos una entrada, que esperemos en una cola 30 minutos y que estemos satisfechos. Y encima usan siempre la misma técnica. Esto no es responsabilidad de los gestores del país, del parque de atracciones o de lo que sea. Es responsabilidad nuestra. Porque somos nosotros mismos los que usamos estas técnicas.

Mi madre usaba la misma filosofía conmigo. Mi mujer lo hace con Juanjo . Le sirve un plato de verduras con una cantidad superior a lo que se debe comer. Juanjo se come solo el 70% del plato, pero se va satisfecho porque cree haberse comido lo que él quería o incluso menos. No sabe la técnica. O la táctica. Pero el problema es que aunque la llegue a conocer, le engañarán igual. Como a ti, querido lector. Y no puede ser más simple y más antigua.

Y tú, ¿al menos eres consciente de lo limitado que eres?

Nota: Mama, no hace falta que me llames para decirme que yo siempre me comía todo.