De 2007 a 2017 Extremadura ha sumado 12.000 jubilados de 65 años o más. Este dato choca de frente con la pérdida de los jóvenes y hace que salten las alarmas en cuanto a la estabilidad del sistema y las pensiones. La realidad es que la falta de natalidad y la emigración hace que la región pierda habitantes y esté cada vez más envejecida, tanto en pueblos como en ciudades.