No se marchó porque no encontrara trabajo en Extremadura. De hecho, asegura que tenía un buen empleo, pero quería aprender inglés y sumar la experiencia de vivir en otro país, entre otros motivos. Hace unos cinco meses que Elisa Sánchez Hisado, de 29 años y natural de la localidad cacereña de Alcuéscar, reside en Dublín, donde ejerce de chef en el restaurante de un hotel. Entre sus planes de futuro alberga la opción de volver a casa, pero también tiene claro que el respeto -«a nivel económico y por cómo me valoran»- que recibe en su puesto de trabajo de la capital irlandesa no lo ha experimentado nunca en Extremadura. «Es que me pagan por mi valía, por mis cualidades. Me acaban de subir el sueldo y en breve lo volverán a hacer. Y eso que mi nivel de inglés no es muy alto ni tengo ningún título de cocina», expresa.

Se refiere a que estudió Ingeniería Técnica Industrial (ITI), después hizo el máster universitario en Formación del Profesorado y ahora, a distancia, está terminando el grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. Aunque durante un tiempo dio clases de matemáticas en una academia, siempre ha trabajado en la hostelería porque la cocina es realmente su gran afición. «Lo que pasa es que queda mejor decir que eres ingeniera que cocinera», pero a ella lo que le gustan son los fogones.

Y volviendo a la comparaciones, subraya: «En Extremadura puedes ser buenísima en tu puesto de hostelería, que hagas lo que hagas vas a cobrar siempre lo mismo, trabajes más o menos. Es la diferencia que más noto».