Granadilla, en la provincia de Cáceres, es uno de los pueblos abandonados más fantásticos de la geografía española, por cuanto de cinematográfica entraña. Se trata de una villa amurallada, cercana a la comarca de las Hurdes, construida sobre una península que resguardaba las aguas del embalse Gabriel y Galán. A mediados del siglo XX tuvo que ser desalojado al transformarse en zona inundable, por lo que los vecinos se vieron obligados a abandonar sus casas.

Para llegar a él, tendremos que tomar la carretera que parte de Zarza de Granadilla y que permite entrar al corazón de la urbe por la puerta que atraviesa la muralla. El acceso al pueblo no es libre, tiene un horario. Fuera de él, la verja que da acceso a la muralla permanece cerrada y no podremos adentrarnos en ella. Junto a la fortaleza hay varios sitios donde podemos dejar nuestro vehículo y comenzar la excursión a pie.

Es curioso que un pueblo abandonado tenga horario de visitas. Está pensado a conciencia: esta decisión permite que el municipio no se deteriore. Se cuida tanto porque, en 1980, el lugar fue declarado Conjunto Histórico Artístico. Más tarde, en 1984, se eligió para ingresar en el Programa Interministerial de Pueblos Abandonados. Desde entonces, se han ido realizando varias acciones que han permitido recuperar parte de los monumentos, calles o viviendas de la villa.

Lo primero que nos llamará la atención del pueblo es su ubicación geográfica, en mitad de una península y su conjunto fortificado. Esta localidad está catalogada como la tercera población mejor amurallada de España, por detrás de Ávila y de Lugo. Su muralla circular es de origen almohade y su único acceso se encuentra en la puerta de la muralla.

Pasear por sus desiertas calles es un auténtico placer, pero no debemos dejar de visitar la Torre Castillo de Granadilla. Se piensa que fue construida en el siglo XV por el Primer Gran Duque de Alba. Su forma no es la habitual. A la torre cuadrada central se le ha ido adosando una torre semicircular, creando una singular fortificación. El castillo-torre cuenta con cuatro plantas, un sótano con aljibe y mazmorras y dos plantas habitadas. En la planta superior se conserva la sala de armas.

Otro de los lugares de imprescindible visita es la iglesia de la Asunción. Estuvo durante un tiempo en estado ruinoso hasta que volvió a restaurarse. Todos los años se celebra en ella la misa de los difuntos, una oportunidad perfecta para conocer el pueblo.

Hay otros edificios emblemáticos en mejor o peor estado de conservación: la tahona, la escuela, la casa-cuartel... Es impresionante imaginar la vida que hubo un día allí. Cómo sus gentes vivían protegidos del resto de poblaciones de la zona y convivían en los brazos del pantano que recubre el hoy abandonado pueblo de Granadilla.