Los medicamentos que nuestro médico nos prescribe a través de la receta electrónica se pueden adquirir ya desde el 2018 en cualquier farmacia del país (el sistema nacional empezó a funcionar en el 2015 pero no en todas las comunidades) y pronto podrán obtenerse también en cualquier establecimiento farmacéutico de Europa. Ese es el objetivo final de un proyecto que se está desarrollando en los 17 países de la Unión Europea y que ya se está probando en Extremadura, que junto a Canarias y País Vasco, está en una fase más avanzada. «Estamos ya en pruebas reales en otros países porque nuestra tarjeta electrónica y los requisitos que se nos exigen los hemos podido tener antes, pero esto no es ninguna carrera entre territorios, es simplemente que cada comunidad tiene un ritmo distinto», apunta Concha Carmona, subdirectora de Gestión Farmacéutica del Servicio Extremeño de Salud (SES). Los resultados, por ahora, son satisfactorios.

El proyecto de receta electrónica interoperable en Europa es más complejo que el programa nacional que unía a las 17 comunidades españolas, aún cada una con un modelo diferente de receta, pero ya está muy avanzado a pesar de los contratiempos por la pandemia de covid-19. «Lo que se ha hecho es que sea el Sistema Nacional de Salud el que conecte a las comunidades españolas con Europa», explica Carmona.

«Lo que se pretende es dar continuidad a nuestra asistencia sanitaria en cualquier país de UE»

Concha Carmona - Subdirectora de Gestión Farmacéutica del SES

Para usar este nuevo servicio, coordinado por el Ministerio de Sanidad, será imprescindible presentar la tarjeta sanitaria y dado que en cada territorio esta es diferente, porque no existe una legislación común, se requerirá además un documento acreditativo de identificación del ciudadano (que sí será ya común en cada país) para que cualquier oficina de farmacia sea capaz de identificar al país y al paciente de manera segura. «Ahora mismo se trata de un documento físico, sin embargo hay muchos países, entre ellos España, que están trabajando en otro tipo de documento que pueda ser electrónico, pero eso corresponde ya a una fase más avanzada del proyecto», añade la subdirectora del SES. 

EL PRÓXIMO AÑO / La implantación de este sistema de interoperabilidad de la receta electrónica en Europa podría estar lista a lo largo del 2022, finales o incluso mediados, aunque bien es cierto que los países se irán incorporando progresivamente, ya que no todos tienen el mismo nivel de desarrollo de su receta electrónica. De hecho hay cinco (Italia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia) en los que todavía no se están haciendo pruebas en ninguna región. Pero también hay países que van más avanzados y que ya están incluso interoperando, como es el caso de Estonia, Finlandia, Croacia y Portugal. Precisamente la cercanía de la región con este último país es uno de los alicientes para el SES. «A nosotros nos interesa mucho interoperar con Portugal, sería estupendo. Porque de lo que se trata es de dar continuidad a nuestra asistencia sanitaria en Europa y garantizar que cualquier ciudadano pueda acceder a su medicación en cualquier país de la Unión Europea». 

NO TODOS LOS FÁRMACOS / La mayor complejidad de este sistema europeo es unificar un modelo con una gran variedad de idiomas, algunos muy complejos de interpretar, y con legislaciones bien distintas. «Por eso se ha necesitado establecer unas reglas comunes en el intercambio de información con el inglés como idioma de soporte y con una serie de reglas que afectan también a qué medicamentos pueden ser transaccionables y cuáles no, porque la legislación en cuanto a prestación farmacéutica en cada país es diferente. Por ejemplo, las vacunas individualizadas para la alergia se excluyen de esta prestación, también los fármacos estupefacientes por el riesgo que tienen de un uso no controlado o las fórmulas magistrales porque no se puede garantizar que el país de destino tenga la misma materia prima, la misma fórmula o responda a las mismas necesidades. Por eso hay ciertas limitaciones», añade. 

El sistema también ha requerido un desarrollo tecnológico importante, entre otras cosas para adaptar los husos horarios de cada país, porque todo queda registrado, y también está suponiendo un reto garantizar que se cumplen las leyes de protección de datos y seguridad para todas las partes implicadas. «Detrás de todo hay mucho trabajo de desarrollo tecnológico, pero también de validación jurídica». 

Los extremeños retiran cada mes 15.000 medicinas en otras CCAA

La receta electrónica comenzó a desarrollarse en Extremadura en el año 2005. Cinco años después ya estaba implementada en casi la totalidad del Servicio Extremeño de Salud (SES) y culminó en el 2012 cuando se introdujo en el sistema las recetas hospitalarias. Una vez familiarizados con el nuevo sistema electrónico, llegó el momento de dar el salto fuera de la comunidad. Extremadura fue de las comunidades que participó en el desarrollo piloto del programa de interoperabilidad en el Sistema Nacional de Salud. En el 2015 se incorporó como comunidad emisora y en el 2016 como receptora, pero no fue hasta la primavera del 2019 cuando se integraron en este sistema todas las comunidades españolas (la última fue Madrid) y el uso de la receta electrónica fue efectivo en todo el país. Desde entonces, su utilización ha sido progresiva. Los datos que maneja la Subdirección de Gestión Farmacéutica del SES revelan que Extremadura tiene un saldo positivo de medicamentos, es decir, que son más los ciudadanos de otras comunidades que sacan medicamentos en Extremadura que al contrario. 

La media, según señala Concha Carmona, la responsable de este programa de interoperabilidad, son unas 40.000 transacciones mensuales de medicinas recetadas que se dispensan al mes a ciudadanos que no son de Extremadura, y otras 15.000 transacciones de extremeños que retiran fármacos fuera de la comunidad. «Esto supone que tenemos un saldo positivo de medicamentos que se sacan de aquí por encima de los que nosotros sacamos fuera».