El agua embalsada en Extremadura, tanto en la cuenca del Guadiana como en la del Tajo, está situándose en sus niveles más bajos de la última década. De acuerdo a los últimos partes semanales emitidos por ambas confederaciones hidrográficas, que contienen información hasta el pasado día 23, los principales pantanos del Guadiana en su zona occidental (provincias de Badajoz y Cáceres) se encuentran ahora mismo al 27,6% de su capacidad, apenas 2.225,8 hectómetros cúbicos de un total de 8.064,9 posibles. En el caso de los del Tajo, todos situados en la provincia de Cáceres, la proporción es algo mejor, con 2.710,2 hectómetros cúbicos de un potencial máximo de 6.325 (42,8%). 

Hace doce meses, los del Guadiana se encontraban al 32,2%, y los del Tajo al 58,9%. Si la comparación se establece respecto a la media de la última década para esta misma semana del año, el agua contenida en los pantanos de la región queda ahora mismo más de 25 puntos porcentuales por debajo (de un 60,1% cae a un 34,5%), de acuerdo a la información recogida por la web especializada embalses.net.

Los embalses se sitúan en sus niveles más bajos en una década

«De cara al final de la campaña de regadío se van a poder satisfacer todas las demandas previstas», adelanta Álvaro Paniagua, jefe de Área de Explotación de Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG). Pero aunque el suministro a corto plazo está garantizado, Paniagua reconoce que «estamos en una situación muy complicada». «Prácticamente llevamos ocho años de sequía», aduce. El volumen embalsada, detalla, ya se encuentra por debajo del que se marcó en «la última gran sequía que tuvimos», que fue la que acabó a finales del 2009. «La de ahora es una situación similar a la que hubo entre el 90 y el 95, que fue mucho peor», esgrime. 

«De cara al final de la campaña de regadío se van a poder satisfacer todas las demandas previstas, pero estamos en una situación muy complicada. Prácticamente llevamos ocho años de sequía»

Álvaro Paniagua - Jefe de Área de Explotación de Confederación Hidrográfica del Guadiana

En el lado positivo, este responsable de la CHG destaca que «los usuarios principales», que son los agricultores, «están haciendo un esfuerzo por ahorrar agua» que facilitará que este año el periodo de riegos acabe «con un poco más» de reserva disponible de la que se preveía a su inicio, «gracias a esta mayor eficiencia».

En este sentido, explica que a los regantes «se les viene concienciando desde hace muchos años de que hay que hacer un uso eficiente del agua, porque todo lo que sea ahorrar una campaña te puede valer para la siguiente. Esto es como una hucha en la que vas metiendo tus ahorros», aduce. En este caso, los ahorros son agua, «y nosotros llevamos tirando de ahorros desde el 2013 porque no ha llovido lo suficiente».

La Serena, al 14%

Actualmente, el embalse de La Serena, el mayor del país, está al 14% de su capacidad, con 450,3 hectómetros cúbicos de los 3.219,2 que puede albergar. El de Cíjara, con un máximo de 1.505,2, se queda prácticamente en el mismo umbral, con 14,1% (212,6 hectómetros cúbicos). Alange, el tercero de mayores dimensiones de la cuenca del Guadiana en la región, alcanza el 19,5% (171,2 de 878,9), mientras que el de Orellana está en el 65,7% (530,5 de 807,9) y el de García de Sola al 44,8% (248,5 de 554,2).

En los seis meses que van del 1 de abril al 30 de septiembre, de los entorno a 1.100 o 1.200 hectómetros cúbicos que pueden consumirse en esta cuenca, alrededor de un millar se emplean para usos agrícolas. Y sería ahí donde, si se prolonga la falta de agua en los meses venideros, podría haber dificultades de suministro, mientras que incluso en ese escenario negativo lo normal es que los abastecimientos para consumo humano no tuvieran problemas. En cualquier caso, resalta Paniagua, «es prematuro» aún hacer ningún pronóstico para 2022, a la espera de ver cómo evoluciona el otoño y el invierno. «En ocasiones anteriores nos hemos encontrado en esta misma situación, por ejemplo a final del año pasado, que solo era algo mejor que ahora, y gracias a que llovió un poco en invierno hemos podido garantizar esta campaña», apunta. «Evidentemente, hace falta que llueva, y que llueva mucho, para que la del año que viene sea normal», apostilla.

En el caso del Tajo, también «en principio todos los regadíos están garantizados esta campaña», detalla Primitivo Gómez, presidente de la Federación de Comunidades de Regantes del Tajo (Fertajo). En esta cuenca, explica, «no solemos tener problemas» de suministro, apunta, lo que no quita que «siempre aconsejemos a nuestros regantes que gestionen bien el agua y que se modernicen para ir siendo cada vez más eficientes y gastar menos», precisa.

El embalse de Alcántara, el de mayor volumen de la cuenca y que tiene un uso hidroeléctrico, almacena en estos momentos 1.392,5 hectómetros cúbicos, de los 3.160 con los que cuenta de capacidad, un 44%. El segundo mayor del Tajo, el de Valdecañas, se sitúa en el 21,5%, con 310,4 hectómetros cúbicos de 1.446.

Gómez explica que aquí ha estado «el único problema que ha habido esta campaña», al situarse la toma de la zona regable de Peraleda de la Mata por encima de la cota de explotación de Iberdrola en el pantano, por lo que hubo que prolongar la captación. En el caso de la Comunidad de Regantes de Valdecañas, que él también preside, no sufre este inconveniente, al estar su toma por debajo de la cota. «Por ahí estamos salvados, pero tampoco es que estemos contentos porque el agua es ya de muy mala calidad», cuenta.

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Con más de 300 hectómetros cúbicos almacenados, «aún tendríamos para regar dos o tres años, porque nosotros tenemos una concesión de 30 hectómetros anuales», aclara, pero puntualiza que el agua que se extrae «está toda verde, y viene con mucha suciedad». A estas alturas de su recorrido, recuerda, el Tajo ha recibido las aguas residuales de varias capitales, entre ellas Madrid, y es a partir de Valdecañas cuando llegan las aportaciones de ríos como el Tiétar, el Alagón o el Ambroz, que hacen que el agua «llegue a Portugal más limpia ya».

El embalse de Gabriel y Galán contiene actualmente 379,2 hectómetros cúbicos de un aforo de 911 (41,6%), mientras que en el de Cedillo se encuentra prácticamente lleno (96,8%, 251,7 de 260 hectómetros cúbicos).