«No encontramos ni camareros ni cocineros y la gente que está entrando no es profesional», resume Antonio Martínez, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Extremadura. Apunta que tras esta carencia hay «muchos factores», entre los que el fundamental es el de los salarios, pero también tiene claro que en el sector hostelero extremeño es complicado aumentarlos «porque no llega. La mano de obra al final es lo que más encarece el producto y la mayoría de la gente lo que quiere que la traten bien, pero luego no quiere pagar por ello. Si estamos cobrando en cualquier lado 1,10 o 1,20 por una café, y lo subimos a 1,80, posiblemente no te los paguen».

Y pone un ejemplo: «Los ‘buenos’, cuando terminan en la escuela de hostelería de San Fernando (Badajoz), se van al País Vasco. Ganan 1.500 euros al mes, con dos días de descanso, ocho de trabajo y le pagan casa y viajes a Badajoz dos veces al año. Pero es que allí hacer eso sí es rentable». Luego también están, añade, quienes ante una oferta de empleo le dicen «yo ya cobro 800 euros al mes, como usted no me pague 1.500 no vengo. ‘¿Es que vas a ganar más que yo?’ Es que con 800 euros al mes hago dos bodas bajo cuerda y me llevo 1.100, para qué voy a hacer más».

Antonio Martínez reconoce que la solución pasa por ir mejorando tanto sueldos como condiciones laborales y por «entender que esto hay que profesionalizarlo, desde las escuelas de hostelería», pero eso es algo que, avisa, supondrá que haya que «que cerrar locales y mucha gente que no es profesional tenga que irse a la calle, lo tengo clarísimo».