El Periódico Extremadura

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EL IMPACTO EN EL ENTORNO NATURAL DE UNA TECNOLOGÍA RENOVABLE

La fauna que vive en las plantas (solares)

El sector fotovoltaico defiende que su desarrollo es compatible con el respeto ambiental y que estos lugares pueden ser, incluso, un refugio para la biodiversidad

Un milano real volando entre placas solares y ovejas en la planta de La Solanilla, en Trujillo. Ángel Sánchez

La espectacular expansión de la energía solar fotovoltaica en Extremadura, la comunidad autónoma con una mayor potencia instalada de España, ha sembrado de placas miles de hectáreas de su territorio. La proliferación de estas instalaciones ha abierto también el debate acerca del impacto que tienen sobre el entorno natural en el que se ubican y la biodiversidad. «Si se hacen las cosas bien», estas instalaciones no solo no tienen por qué ocasionar una afectación negativa, sino que incluso pueden ser «una oportunidad» para la mejora de la biodiversidad, asegura Santiago Martín Barajas, director de la consultora EMAT. «Hay dos actividades muy impactantes [sobre el medioambiente] que no se desarrollan dentro de una instalación solar fotovoltaica. Una es la agricultura y otra es la caza. Estamos hablando de cientos de hectáreas que quedan fuera de ellas», arguye. «La agricultura intensiva es ahora mismo la primera causa de la degradación de la biodiversidad en España», remacha.

Un cernícalo vulgar en la planta de La Solanilla. Ángel Sánchez

Este ecologista es autor del ‘Estudio de biodiversidad de aves y otras especies de fauna en tres instalaciones solares fotovoltaicas’. «Nos hemos encontrado con que, en general, la biodiversidad está algo mejor dentro de la instalación que fuera», apunta sobre las conclusiones de este análisis.

El primer aspecto que resalta Martín Barajas es el de que hay que elegir un emplazamiento apropiado para estas instalaciones. «Es importante que no se pongan en ninguna zona con un gran valor natural», esgrime, para considerar a continuación que sería «una aberración», por ejemplo, permitirlas en cualquier espacio incluido dentro de la Red Natura 2000. Una vez que la planta está ya en marcha, es fundamental llevar a cabo una gestión ambiental «adecuada», lo que incluye desde no usar pesticidas hasta establecer elementos que aumenten la biodiversidad como charcas y casas nido en su interior, pasando por acciones de recuperación de la vegetación en las zonas no ocupadas por placas.

Encinas en las instalaciones de Talayuela Solar. El Periódico

Al no cazarse en estas plantas, detalla, especies como el conejo, la liebre o la perdiz pueden aumentar sus poblaciones dentro de los perímetros, lo que atraerá después a depredadores. Igualmente, especies de aves esteparias muy castigadas por la expansión de la agricultura extensiva también pueden encontrar una refugio en las centrales fotovoltaicas. Entre ellas cita al alcaraván, la ganga o la ortega.

Sobre si se están aplicando o no estas medidas correctoras a la hora de desarrollar estas instalaciones, responde que «hay de todo. Plantas que se están haciendo muy bien y otras fatal. Cuando ves una en la que no hay una brizna de hierba, eso es que las cosas se están haciendo mal, se están usando herbicidas, concretamente glifosato, y eso es una barbaridad». Frente a eso, matiza, hay instalaciones «en Extremadura que están utilizando ganado ovino» para despejar de hierbas la superficie.

Unef ha elaborado una guía de buenas prácticas para este tipo de instalaciones en la que tres de las once plantas seleccionadas son extremeñas

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Desde la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) se sostiene que el desarrollo de esta tecnología renovable es, aplicando las medidas adecuadas, completamente compatible con el respeto al medioambiente. Recientemente, esta patronal fotovoltaica ha publicado ‘Guía de mejores prácticas de sostenibilidad’, en la que se destacan once plantas en España, de ellas tres en Extremadura. Se trata de las de Talayuela Solar, La Solanilla (Trujillo) y Núñez de Balboa (Usagre), «proyectos que son exquisitos en su integración social y ambiental, que desde el principio se han planteado midiendo estos impactos positivos», resume Alejandro Labanda, director de Regulación y Estudios de UNEF, que es el responsable de la elaboración de esta guía.

Ovejas pastando en la planta Núñez de Balboa.

En el ámbito ambiental, de La Solanilla la guía remarca, entre otros aspectos, la construcción de un ‘primillar’, un refugio de cinco metros de altura con agujeros que permiten el acceso del cernícalo primilla para la cría. También la instalación de 23 cajas nido en la zona perimetral de la planta o la construcción de una charca con una capacidad superior a 1.000 metros cúbicos para fauna silvestre. 

En la de Talayuela Solar, se cita la adecuación de tres miradores para realizar censos de población de aves, en especial de la grulla común, la construcción de un muladar para las aves necrófagas, al que se realizan aportaciones periódicas de comida para las carroñeras, o la dedicación de 78 hectáreas a la recuperación y mantenimiento de más de 2.000 ejemplares nuevos de encinas.  

Y en cuanto a la Núñez de Balboa, el estudio menciona la formación específica del personal de la planta sobre afecciones ambientales y las medidas para su prevención y control; o la creación de dos áreas de gestión agroambiental y otras tantas de cinco hectáreas cada una destinadas a reserva para aves esteparias.

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