Los reclusos islamistas han decidido plantar cara de forma colectiva a la monarquía marroquí. Ayer, entre 1.000 y 1.200 presos detenidos durante la ola de arrestos practicados a raíz de los atentados de Casablanca --el 16 de mayo del 2003-- comenzaron una huelga de hambre indefinida para exigir su libertad.

La protesta se lleva a cabo en 11 prisiones. A primera hora de la mañana, en las cárceles de Fez, Mequinez, Uezzán, Kenitra, Salé, Utita, Uyda, Ukacha, Al Yadida, Marraquech y Mohameria, los presos iniciaron la huelga de hambre más masiva de la historia de Marruecos negándose a ingerir el desayuno.

Según anunció ayer Abderahim Muhtadi, secretario general de Annassir --la asociación de familiares de presos islamistas--, los reclusos huelguistas han planteado al régimen tres exigencias. "La primera y más importante es su liberación", dice.

La segunda exigencia de los huelguistas es la creación de una comisión independiente que investigue los atentados de Casablanca. Por último, piden que se arreste y se juzgue a los miembros de las fuerzas de seguridad que les torturaron durante su estancia en la prisión secreta de Temara, al sur de Rabat.