Parece que, al final, el mercante finlandés sí estuvo secuestrado. Corrigiéndose a sí mismo, el ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov, dijo ayer que el barco desaparecido a finales de julio y localizado el lunes por el buque de la Marina rusa Ladny fue asaltado por ocho piratas, arrestados tras ser interceptado el Arctic Sea a 300 millas de Cabo Verde. El ministro cambió su propia versión de la víspera, cuando declaró que los 15 rusos de la tripulación se encontraban "sanos y salvos, y no estaban bajo control armado", frase que se interpretó como que no estaban secuestrados. "Fue un acto de piratería", afirmó ayer.

Sin embargo, la última versión del ministro ruso es que ocho hombres --cuatro ciudadanos de Estonia, dos de Letonia y dos de Rusia-- abordaron el Arctic Sea el pasado 24 de julio en el mar Báltico con el pretexto de que necesitaban ayuda a causa de un fallo en el motor de su lancha. Los asaltantes "amenazaron con armas a la tripulación y exigieron que cumpliera incondicionalmente todas sus órdenes". Nada dijo sobre el desmesurado interés mostrado por su Gobierno para interceptar el carguero, en cuya búsqueda empleó cuatro buques de guerra y dos submarinos nucleares.

Se limitó a decir que el barco "navegó hacia Africa con sus equipos de navegación desconectados", que ningún integrante de la tripulación resultó herido y que los piratas detenidos estaban siendo interrogados a bordo del Ladny, mientras la tripulación regresaba ayer a casa.

ACCIONES LEGALES El Comité de Instrucción de la Fiscalía rusa abrió un expediente penal por el secuestro. Pero ni de lejos podría considerarse que con esa medida y con las declaraciones de Serdiukov está zanjado el asunto.

La historia del carguero fantasma ha dado pie a múltiples hipótesis dignas de una novela de John le Carré y su último episodio no solo no disipa las dudas sino que las alimenta. La policía finlandesa, que investiga la desaparición del carguero, propiedad de una empresa de Helsinki, no había recibido hasta ayer información de las autoridades rusas. Tampoco saben nada en Letonia y Estonia sobre los presuntos piratas de esas nacionalidades. Y más aún, la Unión Europea no disimulaba ayer la perplejidad que le provoca todo el asunto.

SIN PIRATAS La UE está convencida de que el misterioso ataque contra el Arctic Sea no tiene relación con la piratería tradicional, como pasa en Somalia, donde la piratería es una forma de vida. Sin embargo, las aguas del Báltico, donde se produjo el abordaje, han estado libres de piratas desde el siglo XVII.

Un portavoz de la Comisión Europea, Martin Selmayr, señaló que organismos y agencias policiales de 20 países han participado en la búsqueda del mercante, pese a lo cual se desconocen por ahora los detalles del caso.