“Estamos aquí para prometer a nuestros ancianos que no sucederá nunca más que las personas frágiles no sean adecuadamente asistidas y protegidas”. Lo ha dicho Mario Draghi en su tercera salida a la calle y primer viaje fuera de Roma después de que hace un mes fuese nombrado jefe del Gobierno. Este jueves ha viajado a Bérgamo, cerca de Milán, para conmemorar el “Día de la Memoria”, en un bosque que llevará el mismo nombre. Las banderas de todo el país están de duelo y todos los alcaldes han compartido un minuto de silencio en el mismo momento por los más de 100.000 muertos contabilizados en el pasado año y coincidiendo con un fuerte repunte de contagios.

Bérgamo fue la primera ciudad de Italia que introdujo el confinamiento urbano poco antes de que lo hiciera el resto de Italia, lo que causó un gran impacto en Europa. Es también la ciudad en la que hace un año los camiones del Ejército se llevaron de noche los ataúdes de algunos difuntos, porque el cementerio local ya había colgado literalmente el cartel de “cerrado”, por estar completo. Los militares los desperdigaron por numerosas ciudades del norte para ser incinerados sin ninguna tabla de marcha, hasta el punto de que todavía a día de hoy hay familiares que no saben dónde están sus fallecidos. Un año después, Italia sigue contabilizando más de 20.000 nuevos casos al día y unos 42 millones de ciudadanos tienen la movilidad restringida al menos hasta el 7 de abril.

"Zona roja"

"Zona roja"“Solo así respetaremos la dignidad de quienes nos han dejado”, ha dicho Draghi frente a los alcaldes y el presidente autonómico, Attilio Fontana, responsable de unas estructuras sanitarias colapsadas que hace un año enviaron a los ancianos contagiados a residencias dónde había otros ancianos sanos, provocando la mayor hecatombe del país. En Milán hay varios sumarios abiertos por aquellas decisiones, así como en Bérgamo, dónde en la segunda ola de contagios la patronal local se opuso a la declaración de “zona roja”. Es el segundo lugar de Italia con la más alta densidad de pequeñas y medianas industrias. “La memoria de cuanto ocurrió en la primavera pasada no debe empañarse, así este bosque será también símbolo de nuestro rescate, y del dolor de una nación entera”, dijo Draghi. “Lo hemos pagado caro, pero quien entonces cometió errores sigue cometiéndolos hoy”, protestaban por las calles de Bérgamo.

En un año han muerto de covid-19 en Italia un total de 103.431 personas de las que solamente el 1,1% tenía menos de 50 años. Otros 3,2 millones de personas se han contagiado. En el mundo, según datos de la OMS, por cada muerto entre los cinco y los 17 años, se producen 7.000 defunciones de mayores de 85. En Italia y a causa del coronavirus de cada cinco ancianos ha muerto en una residencia. “Esto nos lleva a decir que, mas allá de las responsabilidades y méritos de los individuos, es el sistema de las residencias que ha demostrado escasa resistencia y aguante”, ha dicho el obispo Vincenzo Paglia. Es el presidente de la Comisión del ministerio de Sanidad para reformar la asistencia a los ancianos.