La crisis ha hecho mella en la investigación. La inversión en I+D+i en Extremadura apenas supone el 0,66% del Producto Interior Bruto (PIB), ha caído más de un 25% en siete años (de los 156 millones de 2008 a los 116 de 2015) y el número de investigadores no ha hecho más que descender, pasando de más de 2.400 personas dedicadas a la investigación a jornada completa en Extremadura en 2010 a poco más de 1.900 en 2015.

El diagnóstico que arroja estas estadísticas recopiladas por el INE «es preocupante», desde la administración lo saben y por ello han fijado una serie de prioridades en el VI Plan Regional de I+D+i que saldrá en abril tras el visto bueno del Consejo Asesor de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Entre los objetivos de este plan está aumentar la inversión, fomentar la carrera investigadora y desarrollar la I+D en las empresas, según el secretario general de Ciencia, Tecnología e Innovación, Jesús Alonso.

UN 5% MÁS CADA AÑO / En cuanto a la financiación hay novedades este año. Alonso señala que se producirá un incremento de los fondos públicos con una inversión de 90 millones de euros en 2017 entre todas las consejerías (a estos se sumarán los fondos que captan los investigadores a través de convocatorias competitivas internacionales y nacionales). A partir de ahí, una modificación de la Ley de la Ciencia de Extremadura (de 2010) aprobada por la Asamblea obliga a aumentar cada año un 5% esta cantidad con el objetivo de converger con el país y aumentar el peso de la ciencia en el PIB, cuyo máximo alcanzó el 0,9% en el 2010. «Lo ideal sería acercarse al 2%, pero eso llevará tiempo y no se puede conseguir solo con un plan regional en cuatro años».

Además de esa mejora de la inversión, el nuevo Plan Regional de I+D+i quiere mejorar la carrera investigadora. «Hemos perdido mucho personal en investigación en los últimos años y queremos potenciarlo de alguna manera con distintas medidas que irán saliendo a lo largo del año», apunta Alonso. «Hay que incorporar talento y mejorar la empleabilidad, para ello vamos a llevar en el plan dos subprogramas potentes, uno de ellos de formación, para captar tanto investigadores como personal de apoyo necesario». El tercer objetivo es potenciar la participación del tejido empresarial en innovación. «Esta es otra de nuestras grandes debilidades, en torno a un 22% de la I+D de la región es realizada por las empresas, estamos muy lejos del 50% que requeriríamos y debemos confluir. Para ello es necesario mejorar los recursos pero también tenemos que crear una arquitectura de nuevas empresas en las que el conocimiento y el desarrollo tecnológico sean la base de sus actividades económicas», explica.

Para todo ello se necesita, además de más personal y fondos, paciencia: «los últimos años han sido muy duros pero creemos que hemos tocado fondo y ya estamos en la senda de la convergencia, el nuevo plan regional será un importante impulso».