Todavía no había cumplido los 30 años cuando Ada Salas recibió su primer reconocimiento procedente de fuera de la región extremeña. En 1994, esta poetisa cacereña fue galardonada con el premio Hiperión por su segundo libro, Variaciones en blanco. Un cuarto de siglo después, esta artista de las letras recibe el máximo reconocimiento que se le puede otorgar a un extremeño.

«Si esta medalla se me concede por mi dedicación a la poesía, es una gran noticia para mí y para todos los que se dedican a esto en la región, que son muchos y muy buenos», asegura. Además, Salas también se alegra por todas las mujeres «que desde hace mucho tiempo están en la tarea y en la pelea». La poetisa considera muy necesario que se reconozca «en la misma medida o incluso más» a todas aquellas féminas que se dedican a la literatura.

La poesía no es el único ámbito donde se mueve la cacereña, ya que antes desarrolló algunas piezas ensayísticas sobre el mundo de la escritura y también ejerció de profesora en la universidad francesa de Angers. Sin embargo, este 2019 está siendo uno de sus mejores años, puesto que en marzo publicó un nuevo poemario titulado Descendimiento.

Como no podía ser de otra forma, Ada no se esperaba en absoluto este reconocimiento. «Ya me llenó de sorpresa y alegría la candidatura que presentaron, pero jamás pensé en que se diera esta posibilidad», confesó.