El Ayuntamiento de Mérida va a iniciar los trámites para solicitar a la Junta de Extremadura la declaración del puente de hierro como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento. Se da respuesta así a una reivindicación de los cronistas oficiales de la ciudad y la Asociación de Amigos del Ferrocarril, que ya en 2018 plantearon la necesidad de proteger este puente por ser "un emblema del desarrollo del ferrocarril en España" y "una infraestructura única" porque 136 años después, continúa en uso.

La Junta de Gobierno Local ha acordado este viernes remitir la solicitud a la Consejería de Cultura apoyada un "amplio informe" elaborado por los cronistas José María Álvarez, Fernando Delgado y José Luis Mosquera. "El ser una obra relativamente reciente y su carácter funcional puede dar lugar a que no se la valore justamente", ha indicado al respecto el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna.

Obra singular del siglo XIX

El puente de hierro fue proyectado a mediados del siglo XIX y fue "una obra singular dentro de los puentes de hormigón en masa erigidos en la postguerra". El proyecto se debe a un español, Eduardo Peralta, pero las piezas del tramo metálico fueron diseñadas y fabricadas en el extranjero.

Según Rodríguez Osuna, en el informe de los cronistas se destaca que de entre los puentes de tipo americano en la península, el de Mérida era uno de los más largos (mide 605 metros) y el único que, 136 años después, continúa prestando servicios ferroviarios.

Sus 11 tramos de hierro son independientes entre sí, con una altura de 6,40 metros y un espacio libre de 4 metros entre los cuchillos laterales para el paso de los trenes. Para sustentar el tramo metálico se diseñaron 10 pilas y dos estribos. Las pilas miden 5 metros de ancho y 2,30 metros de grosor, añadiéndose un zócalo en aquellas en las que hubo serios problemas para asentar sus cimientos sobre rocas consistentes.

Como anécdota se cuenta que tercera pila se ganó con justicia ser apodada 'La Millonaria' por los operarios y los emeritenses que seguían con interés las obras, ya que para su asiento hubo que profundizar una zanja de hasta 20 metros.

Pese a que el diseño era de Eduardo Peralta, responsabilidad de la construcción del puente corrió a cargo de William Finch Featherstone, ingeniero inglés que actuó como jefe de obras. Las pruebas tuvieron lugar el 14 de diciembre de 1883 y el 16 de enero de 1885 se inaugura el Ferrocarril Mérida-Sevilla.