la tecnología de bombeo en centrales hidroeléctricas se ha consolidado como la mejor alternativa para el almacenamiento de energía, con un rendimiento muy superior a las baterías más eficientes del mercado, que tienen todavía un amplio desarrollo técnico por delante para convertirse en una realidad eficaz de cara al futuro.

Las plantas de bombeo constituyen en la actualidad una salvaguarda para el sistema eléctrico, ya que permiten almacenar energía elevando el agua de un embalse inferior a otro ubicado a más altura. Esto hace que se pueda generar una gran cantidad de electricidad de forma rápida, al turbinar el agua de bajada al embalse inferior. Y, todo ello, sin generar ningún tipo de emisión contaminante a la atmósfera.

Así, la energía sobrante en períodos de bajo consumo se utiliza para bombear agua de un embalse inferior a otro superior, obteniendo una energía de gran calidad que puede ayudar a cubrir las necesidades del mercado durante las horas de mayor demanda.

Iberdrola es líder en almacenamiento de energía con una potencia de 4.400 MW instalados mediante tecnología de bombeo, el método de almacenamiento energético más eficiente a día de hoy, al no generar ningún tipo de emisión contaminante a la atmósfera y presentar un rendimiento muy superior a las mejores baterías del mercado. Para 2022, Iberdrola prevé alcanzar los 90 gigavatios hora (GWh) de capacidad de almacenamiento, lo que supone un incremento de 20 GWh respecto a 2018.

En España, la compañía cuenta con la mayor instalación de estas características de Europa: La Muela II, en el embalse de Cortes de Pallàs, en la margen derecha del río Júcar. Su producción anual ronda los 800 gigavatios hora (GWh), suficiente para atender el consumo eléctrico de casi 200.000 hogares, duplicando así la generación del complejo Cortes-La Muela hasta los 1.625 GWh —la demanda anual de casi 400.000 familias. La central tiene cuatro grupos de turbinas reversibles dentro de una caverna que permiten aprovechar el desnivel de 500 metros existente entre el depósito artificial de La Muela y el embalse de Cortes de Pallás para producir energía eléctrica.

Además, tiene diversas centrales de bombeo en las cuencas del Duero (Aldeadávila II, Valparaíso y Villarino), del Tajo (Torrejón, Gabriel y Galán y Guijo de Granadilla) y del Sil (Conso, Soutelo, Puente Bibey y Santiago Jares).

Otra de las grandes iniciativas de bombeo del grupo español es el proyecto Támega, que conlleva la construcción de tres nuevas centrales sobre el río homónimo, un afluente del Duero localizado en el norte de Portugal, cerca de Oporto. Las tres centrales sumarán una capacidad instalada de 1.158 MW, lo que supondrá un aumento del 6% de la potencia eléctrica total instalada en el país. El complejo será capaz de producir 1.766 GWh al año, suficiente para satisfacer las necesidades energéticas de los municipios vecinos y de las ciudades de Braga y Guimarães —aproximadamente, la demanda de 440.000 hogares.

RENOVABLE Y AUTÓCTONA. La energía hidroeléctrica, que se produce a partir del agua y el desnivel de los ríos de manera renovable, limpia y autóctona, se ha adaptado a lo largo de los últimos 100 años al papel asignado en la cobertura de la demanda del sistema eléctrico español, evolucionando desde una energía de base a una energía de punta para ajustarse siempre a los requisitos de flexibilidad y seguridad de suministro requeridos.

En nuestro país, ha pasado de representar el 100% de la potencia en los años cuarenta del pasado siglo a cerca del 20% en la actualidad, aportando un 12% de la producción en un año hidráulico medio.

Esta tecnología de generación se ha convertido en una energía de calidad, fundamentalmente centrada en producir en los momentos en que el sistema tiene mayores necesidades de energía y en facilitar los servicios de mantenimiento de tensión y frecuencia de la red.

El fuerte desarrollo de otras fuentes de producción de electricidad como la eólica o la solar, caracterizadas por un funcionamiento menos predecible, ha configurado un nuevo mix energético en el que las energías de respaldo tienen un peso muy importante en el sistema eléctrico.

En este contexto, las centrales hidroeléctricas, especialmente las de bombeo, son un instrumento imprescindible para la correcta integración de las tecnologías de generación intermitente, dada su capacidad de almacenamiento y su gran flexibilidad para aportar energía al sistema con rapidez.