Van a peor, aunque hay respiros. Como el de Louisiana, que en las últimas elecciones a senadores ganó la demócrata Mary Landrieu, pese a que Bush no se recatara en insinuar que no recibirían el maná financiero federal. Hasta dónde ha llegado la mierda, que es la gran pregunta del año, que termina fusilando al programa Caiga quien caiga. Ya no podemos decir hasta aquí llegó la mierda, sino hasta dónde puede llegar.

Año tétrico, nefasto donde la humanidad ayudada por los Bush, Berlusconi, Blair y su señora, Aznar y sus tres mosqueteros, no tienen empacho en demostrarnos su incompetencia, su soberbia, su inanidad. Qué vergüenza da este presidente de gobierno que padecemos, mirando los planos de Galicia en un helicóptero. Menos mal que no han faltado las lágrimas de don Juan Carlos, en un programa conmovedor de CQC. Menos mal, menos mal...

La mejor noticia para los extremeños ha sido la de volver a presentarse Rodríguez Ibarra a las elecciones. Por lo menos estaremos con las espaldas cubiertas, y si a pesar de eso nos dan alguna puñalada trapera, tendremos quien nos defienda una vez más frente a tanto caín agazapado como hay en este país. Ha sido un año que no se lo debemos desear ni al peor de nuestros enemigos, y en el terreno de la cultura, que al menos podamos estar orgullosos de que a nuestro compañero Miguel Murillo le hayan concedido el Premio Lope de Vega. Por algo será. Lo demás, mejor olvidarlo si podemos.