Ingrid Henderson es dispuesta, diligente, inquieta. Resulta fácil percibirlo con sólo cruzar unas palabras. Pero Ingrid es sobre todo feliz, todo lo feliz que puede sentirse una madre cuando consigue sacar adelante a sus dos hijos con su propio trabajo, tras años muy difíciles.

Dejó su Honduras natal para trasladarse a Deleitosa y contraer matrimonio. La experiencia no acabó bien. Llegó a la capital cacereña sola, con dos hijos, y encontró una primera ayuda en la Casa de la Mujer. Pero Ingrid, trabajadora y decidida, se embarcó pronto en un curso municipal de jardinería que le permitió encontrar algunos trabajos. Compaginaba estas tareas con el servicio doméstico en varias casas. "Dedicaba muchas horas y no estaba bien pagado. Por supuesto no cotizaba", recuerda.

Un buen día le sonrió la suerte. Fue seleccionada para el programa impartido por la Federación Empresarial y el ayuntamiento, y logró un empleo en el Mesón San Juan, donde hoy realiza trabajos de cocina y office. "Este sector es más estable. Tengo mi sueldo y un piso donde vivo con mis hijos, de 12 y 8 años. También me he atrevido con el carnet de conducir y con las clases de ESO. Ahora vivimos dignamente", confiesa con una sonrisa.