Hasta el 8 de diciembre y desde el pasado 19 de noviembre. ‘Pulmones’ ha estado tres semanas en el Centro Dramático Nacional de Madrid narrando el drama de una pareja que se desestabiliza al plantearse el impacto medioambiental que implica traer un hijo al mundo. De este pensamiento nace la denuncia hacia la conciencia de una sociedad distraída -o quizá vencida- que elude responsabilidades al creer que todo está perdido y que ni siquiera indaga en qué somos y a dónde vamos.

Con la conciencia ecológica como revulsivo contra el apocalipsis, Macmillan nos habla también del miedo, de la parálisis que provoca el conocimiento y del error como aprendizaje. Pero ante todo nos habla del amor: el amor como bálsamo. Estamos, pues, ante un epítome perfecto de nuestro tiempo o, en sus propias palabras, ante «una única conversación que abarca toda una vida».

Dirigida por José María Esbec

que junto a Petros Lappas también se ocupa de la escenografía, y con Zaida Alonso y el cacereño Alberto Amarilla en el reparto, ‘Pulmones’ cuenta en su equipo artístico con Duncan Macmillan (autor), María Caudevilla (traducción), y Tomás Ezquerra (iluminación).

La obra ha coincidido con la cumbre del cambio climático y ha contado con el favor de la crítica y una gran repercusión en medios de comunicación nacionales. ‘Pulmones’ es también la resurrección de Alberto Amarilla, que hace poco perdió a uno de sus grandes referentes: su maestro Leonardo Eiriz.

Ha brotado en el actor una fuerza increíble, un cambio en su mirada, una madurez que lo coloca en el objetivo de los grandes. Amarilla hace honor a las primeras cuatro letras de su primer apellido y esta vez: Alberto ama a todo pulmón.